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Mostrando las entradas etiquetadas como Adrian Aranda

El arte de decir adiós (en memoria de Miguel Casa) | Adrián Aranda

“Poder decir adiós, es crecer…” Gustavo Cerati  Constantemente estamos “diciendo adiós”. A personas, a objetos, a ideas, a lugares, a sueños. Madurar es atravesar procesos de desengaño, a través de los cuales nos vamos dando cuenta de la “desventaja de ser nosotros mismos”, en otras palabras, de nuestra finitud humana. Tener la capacidad de ir dejando atrás versiones de nosotros mismos para adoptar nuevas posturas y formas de ser, es una actitud filosófica de vida, a la que por ejemplo, Husserl le llamó ser un “eterno principiante”. Esta es una de las tantas virtudes que pude ver encarnada en Miguel. Lo conocí a sus 67 años, un hombre con una cultura envidiable, una capacidad de reflexión que solo se desarrolla con el tiempo, y una compasión pocas veces vista. Y a pesar de esa grandeza de espíritu, se interesó por algunas ideas que le compartí, me trató de igual a igual, en otras palabras, me recibió. Era un hombre que en sí mismo era un hogar, un hospedaje, su sola presenc

A la espera de Dios | Adrián Aranda

…una de las formas más peli­grosas del pecado, o quizá la más peligrosa, consiste en llevar lo ili­mitado a un plano esencialmente finito [1] .                                                                 Simone Weil Una de las enfermedades espirituales que más afecta a la cristiandad es la falsificación de Dios, llamada en las Escrituras idolatría , pero poco comprendida en su significado originario y en sus diversos sentidos. Para Simone Weil, “llevar lo ilimitado a un plano esencialmente finito” es la forma de pecado más peligrosa. Weil habla aquí de la reducción de lo infinito a lo finito, de tomar la infinitud por finitud, de “reducir a Dios”. ¿Acaso no es eso la idolatría? En su forma más tradicional, se reduce un Ser supremo inmaterial, a pura materia y forma, con delimitaciones propias de los ídolos de barro de los que habla el Antiguo Testamento.  Ahora bien, la reducción puede ser ideal o material . Por ejemplo, nuestras representaciones de Dios, esas imágene

Sobre el Acontecimiento de la paz | Adrian Aranda

…La paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento… San Pablo, Carta a los Filipenses.  Mucho se ha escrito sobre la angustia, como concepto existencial, ontológico, patológico, etc. De manera especial desde Schopenhauer y Kierkegaard, muchos pensadores se han atrevido a pensar y problematizar el fenómeno de la angustia, ya sin los marcos culturales-protectores que la cosmología previa al desencantamiento del mundo[1] proporcionaba. Pero hasta donde conozco poco se ha escrito y pensado sobre la paz. No me refiero al significado de paz como la ausencia de guerra bélica, sino a la paz como esa sublime experiencia interior de la condición humana.   Wittgenstein, para muchos el filósofo más importante del siglo XX junto con Heidegger, es una excepción, puesto que nos da unas pautas, no demasiado elaboradas pero con profundidades hasta las que aún no hemos llegado, quizá porque aún estamos demasiado cerca de él.  En su Conferencia sobre ética , la única conferencia pública que Wit

La facticidad de la fe. 1ª parte | Adrian Aranda

  La encarnación es Dios convirtiéndose en humano,  no simplemente un hombre haciéndose Dios…  Karl Barth La fe, en cuanto tiene su origen y dependencia en una dimensión suprasensible, atemporal y ahistórica, la cual Platón sistematizó en su teoría de las Formas, y cierto cristianismo en el término de “mundo espiritual”, ha carecido siempre de una sustancia más terrenal, ligada al mundo de la vida.  Por otro lado, la facticidad entendida como el contexto vital que delimita los márgenes dentro de los cuales los seres humanos habitamos y operamos, y el sustrato que antecede nuestra existencia y mediante el cual estamos en una constante relación dialéctica con la naturaleza, ha sido históricamente mal vista por la fe. Ante esto, ¿no es un contrasentido hablar de la facticidad de la fe ? Si nos remitimos a las interpretaciones dominantes del cristianismo sí lo es.  No obstante, la fe cristiana posee una naturaleza fáctica, que se puede rescatar y vislumbrar apelando al Aconteci

Dios como narcótico. 2ª parte | Adrián Aranda

Estando Dios oculto, toda religión que no dice que Dios está oculto no es verdadera; y toda religión que no da la razón de esto, no es instructiva. La nuestra ha hecho todo esto. Vere tu es Deus absconditus.   Pascal Vere tu es Deus absconditus : “eres verdaderamente el Dios escondido”, escribe Pascal en sus Pensamientos III.7 , proponiendo como base fundamental esta concepción del Dios cristiano, para que pueda decirse del cristianismo, que es una religión verdadera. ¿Se encuentra nuestra concepción del Dios cristiano semejante en algo a la de Pascal? A mi juicio, el Dios que generalmente propone el cristiano actual, es un Dios disponible , en el sentido de que se encuentra en su totalidad al alcance humano, a su “consumo” y “manipulación”, y al mismo tiempo, se supone que le da al ser humano un acceso total a su sustancia última, de allí que muchos cristianos fundamentalistas se comporten como poseedores de la “verdad”, tanto en la esfera pública como en los liturgia privada. El teó

Dios como narcótico 1ª parte | Adrián Aranda

…el hombre, por ser hombre, por tener conciencia, es ya, respecto al burro o a un cangrejo, un animal enfermo. Miguel de Unamuno Por causa de la conciencia, el hombre es un animal enfermo afirma Unamuno. ¿A qué tipo de enfermedad se refiere? ¿Y de qué tipo de conciencia habla? La palabra “enfermedad” deriva del latín, y significa “privación de fuerza”. Por otro lado, el concepto de intencionalidad (fenomenológico), nos recuerda que la conciencia siempre es conciencia de algo. No obstante, Unamuno no hace referencia a un objeto intencional, sino que habla de la conciencia en general. El filósofo español está haciendo referencia a lo que también se le llama autoconciencia , es decir, ese carácter único de la conciencia humana que le permite duplicarse y observarse a sí misma . A diferencia de los animales, el ser humano es consciente de su conciencia, sabe que sabe, sabe que existe, y sabe que es finito y mortal. Ese saber, hace que el ser humano haga lo imposible por perpetuarse en e

El coraje del des-alojo - Por Adrian Aranda

    Ningún hombre es cristiano solo, por sí mismo,  sino en referencia y enlazado con el otro, en la apertura a una diferencia solicitada y aceptada. Esta pasión (...) es una fragilidad que despoja nuestras solideces e introduce en nuestras fuerzas necesarias la debilidad de creer. .. es una una fragilidad que despoja…el riesgo de exponerse a la exterioridad. [1] Michel de Certeau   Aquello que tocamos nos toca. El "tocar" es un acto recíproco de transformación. "Transformación" entendida como "cambio" o "modificación". En todo toque hay cambio o modificación. Cabe aclarar que el sentido de "toque" al que me refiero puede ser físico, psíquico o espiritual. En este sentido el filósofo y sociólogo alemán Hartmut Rosa ha desarrollado el concepto de Resonancia como un evento impredecible en el cual somos "tocados", en el sentido de conmovidos, transformados, experimentando una cierta conexión armónica con el mundo. Alega R

La Modernidad y la finitud humana - Por Adrián Aranda

El diagnóstico de Nietzsche sobre la Modernidad dio en el blanco. Pudo ver lo que pocas mentes pudieron ver en el siglo XIX: La llegada del nihilismo. En otras palabras, la decadencia de Occidente, el debilitamiento de los grandes valores de la tradición judeocristiana. Este acontecimiento bajo el cual aún camina nuestra civilización tuvo dos grandes consecuencias: 1) nos llevó a comprender y asumir la finitud humana en todos sus sentidos y 2) nos quitó el sentido de trascendencia, de la conexión humana con un mundo supratemporal.

La salud mental y el cristiano - Por Adrian Aranda

Los problemas de salud mental, aún en pleno siglo XXI, siguen siendo un tema tabú en nuestras sociedades contemporáneas. El estigma y el autoestigma están diseminados en diferentes ámbitos de la sociedad y de la vida humana, lo que hace muy difícil reconocer o contar a terceros, cuando se padece de enfermedades de salud mental. En el ámbito evangélico es aún más difícil. El literalismo, que hoy más que una doctrina de fidelidad, es una fobia a faltar al contenido de verdad de las Escrituras (mal comprendida). Esa fobia, alimentada por la culpa, ha inhibido toda reflexión sobre cómo es posible una comprensión acertada de las Escrituras -siendo fieles a la misma- sin ignorar los grandes pasos que ha dado la hermenéutica desde el siglo XIX hasta nuestro presente.

La conciencia hermenéutica y los límites de la ortodoxia - Por Adrián Aranda

Hans-Georg Gadamer en su monumental obra  Verdad y Método  dice lo siguiente:   "...solo en el engaño y en la decepción llegamos a conocer más adecuadamente las cosas; (...) Lo que el hombre aprenderá por el dolor no es esto o aquello, sino la percepción de los límites del ser hombre, la comprensión de que las barreras que nos separan de lo divino no se pueden superar. (...) La experiencia es pues, experiencia de la finitud humana. Es experimentado, en el auténtico sentido de la palabra, aquel que es consciente de esta limitación, aquel que sabe que no es señor del tiempo ni del futuro..." [1]   Esta magnífica cita de Gadamer, me despierta preguntas inevitables con respecto a la relación entre el cristiano y el texto. Si bien esta obra de Gadamer de 1960 funda lo que se conoce como filosofía hermenéutica, en la misma obra el filósofo no elude el proceso por el cual la hermenéutica ha transitado por siglos, y que ha sido constante en sus abordajes: la filología clásica, la int

Fe, conciencia y finitud - Por Adrian Aranda y Mathías Cunha

  Comprender la fe, incluso abordando la temática desde diversos ámbitos y ópticas, resulta harto complejo, es un terreno donde la experiencia personal adquiere un papel preponderante , y la experiencia personal no es universalizable. El intento por homogeneizar la fe resulta estéril, dado lo anteriormente dicho; pero del mismo modo, se corre el riesgo de caer en un terreno minado de ambigüedad y abstracción. Así, la fe es personal, una vivencia de cada uno con Dios, pero esto no habilita ampararse en la ambigüedad para definir la fe como más me convenga. Son muchos los obstáculos: la literalidad y su contraparte, la ambigüedad; las extrapolaciones, intentando imponer mi experiencia íntima aplicada a la de otros. Dicho esto, existe una característica que ha signado el concepto de fe que predomina en el discurso de muchas congregaciones : la funcionalidad. La fe se ha vuelto funcional, y más específicamente, funcional a una estructura . Hoy, extendida y bien aceptada en gran medida, p

Una introducción al cristianismo Marginal. 2.ª parte - Por Adrian Aranda

  Pero difícilmente aprendamos a vivir si primero no asimilamos a la muerte como una posibilidad; huir de esta posibilidad, de la condición de ser finitos, no hace más que llevarnos a buscar certezas donde no las hay, certezas que no son tales porque hacen que nuestro comportamiento se vuelva agresivo hacia todo aquel que represente una amenaza a nuestra seguridad, que represente nuestro miedo más oculto pero más prominente: el miedo a la finitud. El fundamentalismo, ontológicamente hablando, no es más que huir de esa incertidumbre , es huir de la incertidumbre propia de la condición humana, finita, mortal. El gran problema del existencialismo, de la escuela deconstructiva , de las críticas nietzscheanas a la metafísica occidental, es que han mostrado que no hay fundamento último, que no hay fondo, pero no han mostrado cómo vivir nuestra existencia sin fondo. Si se plantea que no podemos vivir una vida plena siendo conscientes de nuestra posibilidad más posible que es la muerte, la