Existe en la humanidad un sinnúmero de personas bilingües, perfectamente capaces de entender y expresarse en dos idiomas diferentes. Al bilingüismo se llega normalmente por circunstancias de la infancia y niñez, que es cuando mayor plasticidad tiene nuestro cerebro para el aprendizaje de la comunicación humana. Aparece en una familia de inmigrantes, por ejemplo, donde se habla el idioma del país de origen, pero los niños en su entorno social se desenvuelven perfectamente en la lengua del lugar donde ahora viven. Mi familia y la de mi esposa Connie fueron así. Decían de mí, por ejemplo, que mis primeras palabras fueron en castellano; pero que al vivir un año en Estados Unidos, donde cumplí los tres años, cambié radicalmente al inglés; y después, al volver a Argentina, empecé otra vez a hablar castellano. Las familias y comunidades bilingües tienen frecuentemente una forma particular de humor, que viene de mezclar disparatadamente los dos idiomas. Una variante de este humor bilingüe es l...
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