Antes de llegar al reino de las creencias, anterior al pensamiento, anterior a las palabras, el silencio antecede a nuestras ideas y conocimiento de Dios. Para el antropólogo y teólogo jesuita Javier Melloni, dice que “Las creencias dan cierto conocimiento de lo trascendente, pero también lo reducen a determinadas categorías. La espaciosidad del silencio va más allá del campo acotado por nuestras imágenes y conceptos sobre Dios. El modo de proceder de la mente actúa por causa-efecto, elaborando premisas y lenguaje. Las palabras organizan secuencias de significado y con ello tratan de capturar la realidad. Acallarse implica alcanzar un conocimiento anterior a la categorización del lenguaje” . La Biblia -dice Melloni- se comunica por medio de la Palabra y Cristo, el Verbo y el Logos, es la misma Palabra de Dios. ¿De qué silencio se trata entonces? El poeta y novelista Rilke, había escrito en sus años de juventud: “Aunque no lo queramos, Dios madura”. El madurar que se produce a pesar nue...
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