¿Cuántas veces no habremos escuchado desde los púlpitos esa pregunta retórica acerca del sufrimiento de Jesús frente a la cerrazón de sus discípulos o su falta de caridad (hoy diríamos “de empatía”) ante el dolor humano? Seguro que hemos perdido la cuenta. Se trata de uno de esos tópicos que se suelen repetir con cierta frecuencia y que, en cierto modo, sirven muy bien como recurso homilético a fin de introducir ciertos temas. Pero no es solo retórica. Lo triste es que su fondo encierra una enorme y desgraciada verdad.
Un lugar abierto a la reflexión