1. Introducción El planteamiento que trato aquí no es muy profundo, solo se interesa en la solicitud de si es permisible o no emplear términos propios de la femineidad en nuestro pensamiento pneumatológico . Tal ocupación para algunos contextos cristianos supone más que un desafío, pues lo consideran de antemano una falta de respeto. En muchos foros religiosos de las redes sociales responder afirmativamente al enunciado que propongo es una actitud trasgresora, herética y que conduce a la apostasía. Este apunte no merecería atención por mi parte si no fuese porque es una idea generalizada que goza de mejor difusión que las precisiones académicas. Si llegados a este punto, vemos que organismos importantes anatemizan la reflexión teológica sobre el género –como acaba de hacer la Convención Bautista del Sur de EEUU con un manifiesto al respecto- mi aporte, por elemental que sea, resulta bastante oportuno. 1 La teología en última instancia concierne a la Iglesia y es, por las connotacio...
Un lugar abierto a la reflexión