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Mostrando las entradas etiquetadas como Inerrancia

Los anglicanos y la Biblia - Por Alfonso Ropero

    Hay quien piensa que los anglicanos están tan salidos de madre que ni en la Biblia creen. Pocos saben que los autores y teólogos anglicanos han formado y conformado parte del pensamiento evangélico desde sus inicios, con un peso doctrinal significativo en el evangelicalismo hispano. Si nos remontamos un poco atrás, podemos citar a los obispos John Charles Ryle y H.C.G. Moule; a biblistas y teólogos como Alan M. Stibbs, Leon Morris, Evan Henry Hopkins , Michel Harper, John Drane, cuyas obras han sido traducidas al castellano. Quizá el más conocido de todos, y de mayor influencia a lo largo del tiempo, haya sido John Stott, que ocupó más de medio siglo del panorama evangélico. Próximo a él, James I. Packer, uno de los principales redactores de la Declaración de Chicago sobre la Inerrancia bíblica en 1978 .  Sin olvidar a David Watson, Michael Green y la enorme figura del erudito obispo N.T. Wright.

El escándalo de John Colenso, obispo de Natal - Por Alfonso Ropero

  Colenso pintado por Samuel Sidley   Un personaje interesante John William Colenso (1813-1883), matemático en la universidad, misionero entre los zulúes y hereje entre sus correligionarios.   Debido a la quiebra del negocio familiar, el joven Colenso   tuvo que aceptar un trabajo como ujier en una escuela privada antes de poder asistir a la universidad. Su talento para las matemáticas le ayudó económicamente, ya que ganó premios y becas que le ayudaron a financiarse. Académicamente tuvo mucho éxito en Cambridge, aunque los duros estudios y el trabajo para ganar dinero le dejaron sin tiempo para la vida social. A los 15 años de edad tenía claro que quería ser matemático y ministro del Evangelio. Escribió dos manuales muy leídos, uno sobre álgebra (1841) y otro sobre aritmética (1843), que le proporcionaran cierto respiro económico.  

La Biblia y sus dificultades. ¿Podemos confiar en la veracidad de las Escrituras? - Por Alfonso Ropero

El que más y el que menos, pronto en su lectura de la Biblia se topó con pasajes “duros”, hard , como dicen los ingleses, difíciles de entender, a veces casi contradictorios. Esta ha sido y es una experiencia inquietante de los cristianos de todas las latitudes y convicciones y de todos los tiempos. Si a alguien no le ha ocurrido, el tal es un bendito de Dios. Por Orígenes sabemos que en su día muchos perdían la fe en los evangelios, como si no fuesen verdaderos ni escritos inspirados debido a las discrepancias que encontraban entre el Evangelio de Juan y los Sinópticos [1] . Justino en su diálogo con el judío Trifón nos cuenta que este pretendía ponerle en un aprieto al propósito de las contradicciones de la Biblia, a las que Justino solo podía responder:    Jamás me atreveré a pensar, ni a decir que las Escrituras presentan contradicciones entre sí; y si alguna Escritura me pareciera tal, más bien confesaré que no entiendo su significado y trataré de convencer a todos aquellos que s