Comprender la fe, incluso abordando la temática desde diversos ámbitos y ópticas, resulta harto complejo, es un terreno donde la experiencia personal adquiere un papel preponderante , y la experiencia personal no es universalizable. El intento por homogeneizar la fe resulta estéril, dado lo anteriormente dicho; pero del mismo modo, se corre el riesgo de caer en un terreno minado de ambigüedad y abstracción. Así, la fe es personal, una vivencia de cada uno con Dios, pero esto no habilita ampararse en la ambigüedad para definir la fe como más me convenga. Son muchos los obstáculos: la literalidad y su contraparte, la ambigüedad; las extrapolaciones, intentando imponer mi experiencia íntima aplicada a la de otros. Dicho esto, existe una característica que ha signado el concepto de fe que predomina en el discurso de muchas congregaciones : la funcionalidad. La fe se ha vuelto funcional, y más específicamente, funcional a una estructura . Hoy, extendida y bien aceptada en gran medid...
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