Hace años conocí a un pastor y enseñador muy reconocido. Hace bastantes años me contó que fue invitado por una iglesia a dar una serie de exposiciones bíblicas. La invitación fue hecha ocho meses antes de su posible visita. Resulta que cuando faltaban unos tres meses le enviaron un material para que lo leyera y considerara. El volumen a considerar era de unas doscientas y pico páginas, y el tema que trataba era sobre escatología; es decir sobre la segunda venida de Cristo. Mi amigo se sorprendió cuando recibió dicho material, pero mucho más cuando también leyó la carta adjunta. En ella le decían que leyera atentamente lo que le habían enviado pues, si no asumía todo cuanto allí se decía sería mejor suspender su visita. O sea, su ministerio como enseñador bíblico quedaba invalidado para ellos por el hecho de que no estuviera de acuerdo en algún asunto relacionado con el tan complejo y debatido tema como es el de la escatología. Ni que decir tiene que la visita del invitado
Un lugar abierto a la reflexión