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Mostrando las entradas etiquetadas como Inspiración

¿Salvar la inerrancia de los estadounidenses? | Michael Bird

Como anglicano, creo en la suficiencia de las Escrituras. Como teólogo reformado, creo en la infalibilidad de las Escrituras. Como evangélico, creo que las Escrituras son "verdaderas y dignas de confianza", por citar la Declaración de Chicago sobre la Inerrancia Bíblica. Además, como estudioso del Nuevo Testamento y cristiano practicante, soy un “friki” profesional de la Biblia, me paso el día con varias Biblias a mi lado. Me interesa la verdad de la Biblia, cómo la Biblia es verdadera y cómo la Biblia no es falsa. Esto hace que surjan a menudo temas como la inerrancia o la infalibilidad que, con las debidas reservas y salvedades, puedo afirmar sin problemas. Pero puede resultar complicado ¿Cómo se relaciona la verdad de la Biblia con aspectos como la cosmología, la geología, la genética, la arqueología y la historia? ¿Es la Biblia verdadera sólo en cuestiones de creencia religiosa y ética o su veracidad se extiende a cosas como la edad de la Tierra y la historia

La Biblia y la alta crítica | Frederic William Farrar

La sola Biblia no tan sola Dios nos ha dado muchas Biblias. El libro que llamamos Biblia consiste en una serie de libros, y su nombre representa el plural griego tà Biblía , “los libros”. No es tanto un libro como una biblioteca, como una colección de libros que creció durante muchos siglos. Por suprema que sea la importancia de este "Libro de Dios", nunca se pretendió que fuera el único maestro de la humanidad.

Las fuentes que dieron origen al NT. Reseña | Alfonso Pérez Ranchal

Las fuentes que dieron lugar al Nuevo Testamento . Raúl Zadívar, CLIE, 2020, 206 páginas.  La inspiración bíblica. ¿Qué es la inspiración bíblica? ¿En qué consiste? Este tema es uno de los más debatidos entre los cristianos. Curiosamente, en las Escrituras se dice muy poco sobre el mismo, de hecho, no se explica ni se pasa a exponer cómo se lleva a efecto y qué consecuencias tiene. Por supuesto, todo lo anterior se suele argumentar, definir e incluso puntualizar hasta en sus más pequeños detalles… pero ello no es a partir de datos bíblicos, sino de presuposiciones del autor de turno.

Las cosas claras - Por Juan María Tellería

  La innegable centralidad de las Sagradas Escrituras en la vida, la liturgia, la doctrina y la praxis de las iglesias protestantes actuales [1] , constituye la mayor evidencia de la innegable herencia de la Reforma. Esta centralidad nunca se había planteado antes en la historia del cristianismo con tanta vehemencia como a partir del siglo XVI —si bien siempre se reconoció la importancia y el inestimable valor de la Biblia para el pueblo de Dios [2] — y hoy se mantiene plenamente, a pesar de sus dos mayores enemigos: el neoliberalismo, que las reduce a mera literatura oriental [3] , y el fundamentalismo biblicista de origen estadounidense, con sus secuelas de sectarismo y fanatismo a todos los niveles, que las desprestigian de continuo [4] .

Los anglicanos y la Biblia - Por Alfonso Ropero

    Hay quien piensa que los anglicanos están tan salidos de madre que ni en la Biblia creen. Pocos saben que los autores y teólogos anglicanos han formado y conformado parte del pensamiento evangélico desde sus inicios, con un peso doctrinal significativo en el evangelicalismo hispano. Si nos remontamos un poco atrás, podemos citar a los obispos John Charles Ryle y H.C.G. Moule; a biblistas y teólogos como Alan M. Stibbs, Leon Morris, Evan Henry Hopkins , Michel Harper, John Drane, cuyas obras han sido traducidas al castellano. Quizá el más conocido de todos, y de mayor influencia a lo largo del tiempo, haya sido John Stott, que ocupó más de medio siglo del panorama evangélico. Próximo a él, James I. Packer, uno de los principales redactores de la Declaración de Chicago sobre la Inerrancia bíblica en 1978 .  Sin olvidar a David Watson, Michael Green y la enorme figura del erudito obispo N.T. Wright.

El escándalo de John Colenso, obispo de Natal - Por Alfonso Ropero

  Colenso pintado por Samuel Sidley   Un personaje interesante John William Colenso (1813-1883), matemático en la universidad, misionero entre los zulúes y hereje entre sus correligionarios.   Debido a la quiebra del negocio familiar, el joven Colenso   tuvo que aceptar un trabajo como ujier en una escuela privada antes de poder asistir a la universidad. Su talento para las matemáticas le ayudó económicamente, ya que ganó premios y becas que le ayudaron a financiarse. Académicamente tuvo mucho éxito en Cambridge, aunque los duros estudios y el trabajo para ganar dinero le dejaron sin tiempo para la vida social. A los 15 años de edad tenía claro que quería ser matemático y ministro del Evangelio. Escribió dos manuales muy leídos, uno sobre álgebra (1841) y otro sobre aritmética (1843), que le proporcionaran cierto respiro económico.  

Usar la Biblia respetando lo que es - Por Dionisio Byler

Hace años tuve un brevísimo intercambio de emails con una amiga de mis días de estudiante en los años 60, que era ahora conference minister de una de las conferencias regionales de la Iglesia Menonita en EEUU. Se trata de un ministerio que abarca toda una conferencia regional promoviendo unidad de criterios, visión y misión a lo ancho de sus muchas congregaciones locales. Esa conferencia en particular y ella como figura representativa, estaban siendo sometidos a mucha crítica y presión —me parece recordar que de parte de la gran mayoría de Mennonite Church USA— porque habían adoptado un posicionamiento relativamente tolerante de matrimonios para gays y lesbianas. Tal vez hasta hubiera en la conferencia algún pastor o pastora casados así, aunque sobre ese particular no estoy seguro. Le escribí para expresarle mi apoyo puramente personal por razón de nuestra antigua amistad, conociendo la dificultad de su posición y las duras críticas a que ella y su agrupación estaban siendo sometidos.

La Biblia y sus dificultades. ¿Podemos confiar en la veracidad de las Escrituras? - Por Alfonso Ropero

El que más y el que menos, pronto en su lectura de la Biblia se topó con pasajes “duros”, hard , como dicen los ingleses, difíciles de entender, a veces casi contradictorios. Esta ha sido y es una experiencia inquietante de los cristianos de todas las latitudes y convicciones y de todos los tiempos. Si a alguien no le ha ocurrido, el tal es un bendito de Dios. Por Orígenes sabemos que en su día muchos perdían la fe en los evangelios, como si no fuesen verdaderos ni escritos inspirados debido a las discrepancias que encontraban entre el Evangelio de Juan y los Sinópticos [1] . Justino en su diálogo con el judío Trifón nos cuenta que este pretendía ponerle en un aprieto al propósito de las contradicciones de la Biblia, a las que Justino solo podía responder:    Jamás me atreveré a pensar, ni a decir que las Escrituras presentan contradicciones entre sí; y si alguna Escritura me pareciera tal, más bien confesaré que no entiendo su significado y trataré de convencer a todos aquellos que s

Inerrancia bíblica y el peso de la tradición - Por Alfonso Ropero

No hay, ni nunca ha habido, un Lutero reformista que un buen día decidió plantar cara a una doctrina tradicional y comenzó a negar la inerrancia de la Biblia para imponer un nuevo credo, o una visión liberal de la misma. El cuestionamiento de la inerrancia no obedece a ningún acto de rebeldía, ni a la negación de que la misma es parte inseparable de la creencia tradicional en la Biblia como palabra inspirada de Dios. Nadie niega la inerrancia, ni siquiera aquellos que evitan ese término, porque consideren que la Biblia contiene errores y enseñe mentiras o maquine engaños; todo lo contrario, precisamente porque tienen un alto concepto de la Biblia como el libro de Dios por excelencia y máxima autoridad en la Iglesia en cuestiones de fe y práctica, a la que siempre hay que mirar y volver para renovar la vida de la Iglesia y enderezar caminos quizá torcidos por el peso de tradiciones humanas que asfixian su espíritu y tienden lazos a su caminar y a su testimonio en el mundo, la miran con

Cuando los púlpitos se convirtieron en plataformas de odio - Por Juan M.ª Tellería

Desde sus comienzos, la Iglesia cristiana incluyó entre sus prácticas litúrgicas la predicación, sermón u homilía, que podía ser más o menos larga, pero por lo general centrada en la persona y la obra de Cristo . De esta manera, los hechos y dichos de Jesús, con especial hincapié en los acontecimientos pascuales durante los períodos señalados para ello, se constituyeron en el gran tema sobre el cual los creyentes cristianos reflexionaban antes de celebrar el Santo Sacramento de la Cena del Señor. Muy pronto, como evidencia la literatura patrística más antigua (los llamados Padres Apostólicos, desde finales del siglo I y hasta la mitad del II), la predicación cristiana se lanzó de lleno al Antiguo Testamento, las Sagradas Escrituras heredadas del judaísmo, pero siempre para buscar en ellas anticipaciones , evidentes o figuradas, de Cristo y su ministerio redentor. Y tal fue la tónica del púlpito cristiano con sus excepciones, honrosas y deshonrosas, que de todo hubo, hasta l

La Biblia y la Palabra de Dios - Por Jonathan A. Aly

Quizás el título de este artículo parezca confuso. ¿Tiene sentido plantear una distinción entre la Biblia y la Palabra de Dios? ¿No se trata acaso de sinónimos? ¿A qué se refiere esa “y” del título que separa los términos? Personalmente, tardé años (tres al menos) en animarme a cuestionar si la Biblia y la Palabra de Dios eran la misma cosa. Nunca puse en duda que Dios mismo se revela al ser humano a través de la Palabra de Dios, pero ¿es eso lo mismo que decir que lo hace a través de la Biblia? Independientemente de los mecanismos de defensa que utilizaba para sostener la equiparación entre lo que llamamos Escrituras y la revelación de Dios, lo importante era el motivo por el cual lo hacía: tenía la sensación de que si cuestionaba tan sólo un punto de la Biblia, entonces toda se caería ; y si ello llegaba a suceder, ¿qué haría entonces con mi fe? ¿Cómo podría creer en Dios sin tener un fundamento sólido acerca de cómo es Él y qué quiere de mí? La verdad es que fue un proceso largo

La inerrancia bíblica - Por Emilio Lospitao

  La literatura evangélica en general está asentada sobre el concepto de la “inerrancia” bíblica. Los defensores de este concepto afirman que esta “inerrancia” es una consecuencia de la “inspiración” divina de la que fueron objeto las personas que escribieron los libros  sagrados. Esta “inspiración” e “inerrancia” da como resultado la  conocida “infalibilidad” de la Biblia. Es decir, que cada palabra, cada frase, cada dato histórico de la Biblia ha pasado por la mente, la voluntad y la supervisión de Dios mismo, que lo ha “inspirado”.[1] Obviamente, creer que esto es así, entra en el ámbito privado de las creencias religiosas. Incluso los argumentos con los cuales se quiere defender dicha “inerrancia”, “inspiración” e “infalibilidad” no dejan de ser eso: afirmaciones desde la fe dogmática.   Qué duda cabe que los libros que forman la Biblia tienen una gran riqueza cultural por su diversidad de géneros literarios: narrativo, legendario, épico, mítico…, y por la información antropoló

Cuando la Biblia se convirtió en una maldición – Por Juan María Tellería

Puede parecer un enorme contrasentido decir que la Santa Biblia, para los cristianos la Palabra revelada de Dios y elemento básico en el establecimiento de nuestra fe, llegue a convertirse en una maldición . Suena casi a blasfemia. Pero lo cierto es que, si bien para la Iglesia universal de Cristo las Sagradas Escrituras constituyen una evidente bendición, por otros derroteros va el asunto en lo que se refiere al mundo de las sectas fundamentalistas, en las que lecturas impropias, manipuladas y manipulables, de la Biblia han generado unas corriente de pensamiento que solo contribuye al desprestigio de las Escrituras en sí mismas y, lo que es peor, del mensaje del evangelio y hasta del propio Dios.

¿Qué enseña el Antiguo Testamento a la Iglesia y a la sociedad de hoy? - Por Joseba Prieto

El conjunto de libros que conforman la Biblia Hebrea han tenido una influencia incalculable, especialmente en lo que se conoce como “cultura judeocristiana”. A pesar de la evidente antigüedad de sus relatos, sus páginas han sido leídas por muchísimas personas, en contextos culturales y religiosos sumamente alejados del contexto original en que estos se forjaron. Aunque en nuestra sociedad occidental ya no existe un libro “sagrado” que configure la conciencia de los individuos, los relatos bíblicos siguen impregnando nuestra cultura de múltiples formas. Aun así, la relación con el Antiguo Testamento no ha estado exenta de problemas . Una cuestión que ha causado verdaderos quebraderos de cabeza es, precisamente, la relación entre Antiguo y Nuevo Testamento. Ya a mediados del siglo II, la Iglesia tuvo que enfrentarse con el llamado “reto marcionita” que cuestionó la necesidad de la herencia judía para el mensaje cristiano. Marción, desde una postura radical, planteó una oposición abs

El Antiguo Testamento, y nosotros - Por Juan María Tellería

¿POR QUÉ DEBEMOS LEER EL ANTIGUO TESTAMENTO? O EL DESAFÍO DE UN MUNDO ANTIGUO A UNA IGLESIA MODERNA Desde que en el siglo II el primer reformador de la historia del cristianismo, Marción de Sínope (1), pusiera en la picota el Antiguo Testamento, contrastándolo con el Nuevo (2) y negándole valor como Escritura Sagrada para la Iglesia, han venido surgiendo hasta nuestros días legiones de neomarcionitas que han rechazado de plano la lectura o el estudio del Antiguo Testamento, esa primera y venerable parte de la Santa Biblia, por considerarlo superado o bien por rehusarle cualquier tipo de inspiración divina efectiva. Si por otro lado tenemos en cuenta la epidémica proliferación de sectas y grupos religiosos extremistas desde el siglo XIX, cuya dependencia del Antiguo Testamento es total en lo que se refiere a doctrinas y praxis, siempre en detrimento del mensaje redentor de Cristo, el debate está servido. Nada nos debe extrañar, por tanto, que sean muchos los creyentes actuales