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El Dios de Job no explica el mal - Por Martín Gelabert

La historia de Job es la de un hombre que, ante el eterno problema del mal, se encuentra con las clásicas y fáciles explicaciones en boca de sus amigos: si sufres es porque has pecado. Como estas explicaciones no le convencen, porque su experiencia las desmiente (los buenos sufren muchos males, mientras que a los impíos todo parece irles bien, o para decirlo con palabras de nuestro protagonista: “Dios destruye igual al culpable y al inocente, se ríe de la angustia del inocente”), Job pide explicaciones a Dios. Al final de un desgarrado diálogo, Dios toma la palabra. Pero Dios no responde a las preguntas de Job. El Dios que habla con Job desautoriza a los amigos de Job que pretendían justificar a Dios: no han hablado bien de él. Más aún: da la razón a las protestas de Job. Pero este Dios no ofrece una explicación alternativa al mal. Lo que hace es abrumar a Job mostrándole la belleza de lo creado: el mundo, tal como Dios lo ha hecho, no es absurdo, a pesar del mal. Pero el m

Semana Santa, semana del perdón - Por Martín Gelabert

Sumergidos en el sufrimiento de la guerra, nos disponemos a celebrar los acontecimientos centrales de la historia de la salvación. Una posible lectura de la Semana Santa, en este contexto de violencia y guerra, es leerla en clave de perdón. Perdonar no es aprobar el mal que otro me hace. Es renunciar a responder al mal con el mal, es renunciar a responder con la misma fuerza destructiva que me ha perjudicado, es no seguir inoculando en la sociedad el veneno de la venganza, porque la venganza nunca sacia la insatisfacción de las víctimas. El perdón es el único camino para encontrarme con quién me hace daño, incluso cuando el que me daña no quiere encontrarse conmigo. Por eso el perdón es la fuerza del amor que vence al mal. Y así abre puertas para justificar al impío, para convertir en justo a quién es injusto. Jesús en la cruz pronuncia unas palabras de perdón total y absoluto. No solo perdona a quienes le asesinan, rezando por ellos: “Padre, perdónales”, sino ofreciendo una buena razó