Hace un año, por estas mismas fechas, decíamos que el año de pandemia nos había confrontado con la limitación humana y con todas las carencias que se develaron por esta situación: más pobreza, más violencia intrafamiliar, más incertidumbre, más miedos y tantas otras realidades. Esperábamos que llegará pronto el tiempo de postpandemia y que nuestro mundo fuera mejor. Pero ha pasado otro año y la pandemia no se ha ido. Algo hemos mejorado, bien sea por las vacunas (aunque su distribución hasta hoy no ha sido equitativa para todos los países) o bien porque se han retomado las actividades ya que no había más alternativa: sin trabajo hay más pobreza y la situación estaba siendo insostenible. Además, los centros educativos han ido retomando sus actividades porque la socialización es indispensable para el desarrollo psicológico de niños y jóvenes y porque la calidad de la educación ha sido muy poca, especialmente para los más pobres, por la falta de conectividad y mediaciones tecnológicas que...
Un lugar abierto a la reflexión