El próximo 28* se celebra la transfiguración cuaresmal (iluminación de Dios en Cristo), en preparación de Pascua. Durante XIX siglos la transfiguración antigua había sido un "canto firme": Los cristianos creían que el Dios de Luz había brillado en Cristo (Tabor), con los testigos del AT (Elías y Moisés) y los apóstoles del NT (Pedro, Santiago y Juan). Pero esta fiesta es hoy irrelevante para muchos: Dios no brilla, nada se transfigura. Nietzsche decía, ya en el XIX, que el Cristo de la Transfiguración está apagado; ha perdido su luz, no canta, ni baila, ni vive, no es Dios. Así repitió a principios del XX, M. Heidegger: Dios no canta, no brilla, y tampoco nosotros bailamos ni gritamos (a no ser que vuelvan antiguos dioses paganos o cruces gamadas de nazis).
Un lugar abierto a la reflexión