Con los años, he conocido muchos pentecostales reflexivos que están preocupados por el progreso del movimiento. Sabemos cuánto crece en el mundo. Sabemos de los testimonios e historias incleíbles que podemos encontrar en las iglesias. Pero también sabemos sobre el abuso de poder. Sabemos sobre el rechazo aun generalizado a la teología. Sabemos de la politización inconsciente. Así que, cuando ponemos estos y otros elementos en la balanza, tenemos dos opciones: irnos o quedarnos. A veces hay quienes les resulta difícil entender cómo Dios obra en medio de personas que “desprecian conocerle”. En mi caso, me tomó algunos años entender que Dios obra del modo que él quiere. Y es más, que el rechazo al conocimiento intelectual no significa el rechazo a otras formas de conocimiento. Traté de usar las herramientas que adquirí estudiando, pero olvidé que la teología no es meramente una disciplina intelectual, sino que es, como lo fue para los primeros cristianos, un camino de vida. En
Un lugar abierto a la reflexión