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Mostrando las entradas etiquetadas como Infierno

EL MISTERIO DE LA SALVACIÓN, LIBERTAD Y CONDENACIÓN. Visión anglicana del infierno | Alfonso Ropero

  En un frío Enero de 1996 la prensa británica encabezó sus páginas con titulares semejantes a estos: «Los anglicanos enfrían un tema candente: el infierno». «El infierno ha perdido su furia». « La Iglesia de Inglaterra actualiza la idea del infierno»[1] . «Los ancianos de la iglesia echan agua fría sobre el infierno y la condenación»[2] . La noticia a la que hacían referencia se puede resumir de la siguiente manera:

El infierno en las iglesias históricas| Alfonso Ropero

  El caso de Noruega Hasta principios del siglo XX la negación del infierno en las iglesias en general era algo extraordinario y muy atrevido. Había un consenso general en admitir la doctrina del tormento eterno como parte del justo castigo del pecador impenitente. Naturalmente, había muchos pastores y sacerdotes que en su fuero interno eran escépticos e incrédulos al respeto, pero corría un dicho que resumía bien la situación: «creer en el infierno y predicarlo es de brutos, no creer y decirlo, es de necios». Los pensadores ilustrados fueron los primeros en sembrar la duda sobre la existencia de un infierno horrendo  post mortem  al tiempo que criticaban socialmente la aplicación de tormento en los casos judiciales y lo condenados a pena de muerte. Por esa época se puso de manifiesto la inhumanidad de la tortura y del maltrato a los reos. Con la Ilustración filosófica y política comienza a introducirse una nueva sensibilidad en Europa, aparece una nueva conciencia a la hora de valorar

El infierno en los Padres de la Iglesia | Alfonso Ropero

«A menudo tenemos la impresión de que la iglesia primitiva fue un período improductivo en lo que respecta a la doctrina del infierno y a la escatología en general. Después de todo, ningún concilio general trató las doctrinas escatológicas de la misma manera que se abordaron los temas trinitarios y cristológicos. Las declaraciones de fe, por su parte, prestan sólo una mínima atención a las cuestiones escatológicas. Típico de esta tendencia es el Credo de los Apóstoles , con su discurso de que Cristo viene a juzgar a los vivos y a los muertos y con su simple afirmación de creer en “la resurrección de la carne y la vida eterna”».  Graham Keit[1]

Redención ilimitada. La cirugía del infierno | Alfonso Ropero

De Karl Barth a David B. Hart Cuenta Kenneth S. Kantzer, antiguo editor de Christianity Today , que cuando Karl Barth visitó los Estados Unidos en 1963, Edward John Carnell, profesor del Seminario Fuller, le preguntó si creía en el infierno, a lo que el teólogo suizo respondió: «No, no creo en el infierno; creo en Jesucristo»[1]. Una respuesta muy congenial con su teología, pero que no debió gustar mucho al que formuló la pregunta. De hecho, el mundo evangélico estadounidense cerró todas sus puertas a Barth, tildado de neoliberal[2]. 

Fuego que consume. La aniquilación del Infierno | Alfonso Ropero

  «A nadie le gusta la doctrina del infierno. Incluso entre los eruditos que definen el infierno en términos de tormento eterno consciente, existe cierta repulsión ante la idea de que Dios condenaría quizás a una gran parte de la población mundial al castigo eterno en el infierno. Esta es la tensión entre la creencia en un Dios bueno y amoroso y la posibilidad de la condenación eterna».  Ramon Baker [1] 
  

EL AMOR GANA. Una sonada controversia sobre el infierno | Alfonso Ropero

Descenso de Cristo a los infiernos En 2011 el público evangélico estadounidense fue sorprendido por un libro de título romántico y asertivo, Love Wins ( El amor gana ), escrito por uno de los 25 pastores más influyentes del país, Rob Bell, fundador y líder de una megaiglesia en Michigan. Las ventas del mismo se dispararon hasta reventar el mercado americano, extendiéndose al Reino Unido y al resto del mundo angloparlante, fue tal su popularidad que se hizo viral. Pero su contenido tenía poco de inocente o sentimental. El autor venía a decir que el infierno no es una entidad real, un espacio de tormento post mortem para los infieles, el infierno es un destino al cual el amor de Dios sabrá cómo vencerlo, cómo derrotarlo, cómo convertirlo en cielo, de modo que todos, creyentes y no creyentes, serán posiblemente salvos. Tesis demasiado atrevida como para no generar una respuesta unánime de condenación. De repente, Bell, que hasta ese momento brillaba como una estrella emergente del evang

LA PASTORAL DEL MIEDO. La doctrina del infierno, de Leonardo Boff a Karl Barth | Alfonso Ropero

Hace años que el reputado historiador francés Jean Delumeau , uno de los mejores exponentes de la renovación que supuso la historia de las mentalidades en el último tercio del siglo pasado, escribió una obra dedicada a analizar el papel del miedo en nuestro mundo occidental[1], en la cual desarrolla el concepto de «pastoral del miedo» como una herramienta ambivalente al servicio de la Iglesia para combatir temores y controlar a los creyentes.