INTRODUCCIÓN En nuestros tiempos, en la medida en que se va profundizando en la experiencia de Dios, las mujeres, que siempre fueron mayoría en la Iglesia, sienten la necesidad de estudiar, de prepararse para entender mejor su fe, para oir mejor y más eficazmente a Dios. Al mismo tiempo que crecen en la fe, crecen también como personas y adquieren el valor para participar con más confianza. Comienzan, entonces, a cuestionar su propia identidad. ¿Acaso las mujeres son inferiores a los hombres, desde el punto de vista ontológico, y peores, desde el ético, además de ser inmaduras, emotivas, irracionales, ilógicas, débiles y volubles? ¿O esta es la concepción patriarcal y androcéntrica que busca una protección sagrada para proyecta esta imagen? ¡El hombre creó el estereotipo de ser inferior, pasivo y dependiente que fue interiorizado por ella misma ! Por eso, hoy día, al percibir ese proceso con toda claridad, ellas quieren “desconocer” este estereotipo y tratan de descubrir su pr
Un lugar abierto a la reflexión