Pero difícilmente aprendamos a vivir si primero no asimilamos a la muerte como una posibilidad; huir de esta posibilidad, de la condición de ser finitos, no hace más que llevarnos a buscar certezas donde no las hay, certezas que no son tales porque hacen que nuestro comportamiento se vuelva agresivo hacia todo aquel que represente una amenaza a nuestra seguridad, que represente nuestro miedo más oculto pero más prominente: el miedo a la finitud. El fundamentalismo, ontológicamente hablando, no es más que huir de esa incertidumbre , es huir de la incertidumbre propia de la condición humana, finita, mortal. El gran problema del existencialismo, de la escuela deconstructiva , de las críticas nietzscheanas a la metafísica occidental, es que han mostrado que no hay fundamento último, que no hay fondo, pero no han mostrado cómo vivir nuestra existencia sin fondo. Si se plantea que no podemos vivir una vida plena siendo conscientes de nuestra posibilidad más posible que es la muerte,...
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