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Mostrando entradas de marzo, 2024

¿SOLA SCRIPTURA solo? |Juan María Tellería

Escudriñáis las Escrituras, porque os parece que en ellas tenéis vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí (Juan 5, 39 BTX). La Reforma nos devolvió en el siglo XVI algo que habíamos perdido durante los siglos anteriores, es decir, el acceso a las Escrituras. No exactamente porque estuvieran ocultas o prohibidas, como se suele afirmar en ocasiones, sino porque se entendía que eran peligrosas en manos de gentes ignorantes. De ahí que la Iglesia occidental de aquellos siglos las preservara principalmente en una lengua a la que solo los eruditos tenían acceso (el latín) y que las trabajaran únicamente clérigos muy piadosos y bien formados, aunque no exentos de error en sus apreciaciones sobre ellas. La labor de los Reformadores puso a disposición de los creyentes de a pie el inmenso tesoro que es la Biblia en lenguas vernáculas, de lo cual todavía hoy nos beneficiamos los cristianos. Pero también puso algo más. El gran principio SOLA SCRIPTURA , junto con los otros bien conoc...

La autoridad del dirigente | Alfonso Pérez Ranchal

  En el tema de la administración de la Iglesia, uno de los conceptos imprescindibles es el de autoridad. A menudo, este concepto ha sido malinterpretado, acarreando muy negativas consecuencias que se traducen en que la dirección de esa iglesia sea deficiente y dañina. Esto aparece, por ejemplo, en aquellas iglesias independientes que tienen al frente un pastor, o tal vez más de uno, pero que su administración es de tipo congregacional. En estas congregaciones, el pastor es identificado como aquel que tiene la autoridad, la persona que hace visible la dirección divina, aun cuando esté auxiliado por un cuerpo de ancianos. El pastor suele tener la última palabra precisamente por esa autoridad que se considera ha sido delegada por Dios. Incluso se argumenta que la iglesia no es una democracia, sino una teocracia, pero obviamente esta no es como se daba en el Antiguo Testamento, no es una teocracia directa. Se trata, por tanto, de una teocracia mediada en donde el pastor o pastores ser...

Redención ilimitada. La cirugía del infierno | Alfonso Ropero

De Karl Barth a David B. Hart Cuenta Kenneth S. Kantzer, antiguo editor de Christianity Today , que cuando Karl Barth visitó los Estados Unidos en 1963, Edward John Carnell, profesor del Seminario Fuller, le preguntó si creía en el infierno, a lo que el teólogo suizo respondió: «No, no creo en el infierno; creo en Jesucristo»[1]. Una respuesta muy congenial con su teología, pero que no debió gustar mucho al que formuló la pregunta. De hecho, el mundo evangélico estadounidense cerró todas sus puertas a Barth, tildado de neoliberal[2]. 

Sobre aprender del abandono divino | Nicolás Panotto

  “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”, dijo Jesús (Mt 27.46) Al conocer el final de esta historia, tendemos a asumir esa declaración de Jesús en medio de su angustia como un simple grito al pasar. Como que “un par de versículos después” todo se soluciona. Como que la vida está escrita sobre un papel de antemano. Vaciamos de realidad un desahogo provocador. La confesión de una escisión. El reconocimiento del despojo, de la desolación. El quiebre de Dios mismo. Su auto-abandono. Una pérdida de sentido absoluto frente a circunstancias que se transformaron en hostiles, en pura niebla, lejos de multitudes festivas. Un sentimiento de desamparo en medio del sufrimiento, de la persecución, de la burla de aquellos/as más cercanos, a quienes diste tu día y tu noche. Un abandono que se siente traición, de los amados/as y de Dios mismo. No hay nadie en quién confiar. Solo vos, el dolor de la carne abierta y la sonrisa sarcástica de los desconocidos/as que te miran cual espectácul...