Existe una clase de virus que son llamados oportunistas. Se activan o atacan el organismo cuando este está dedicando gran parte de las defensas en atacar otra enfermedad, por lo que queda un flanco débil o descubierto por donde pueden entrar y dejar grandes estragos, incluso la muerte. En este sentido, desde el punto de vista antropológico y sociológico, el fanatismo es un virus oportunista que generalmente penetra en medio de las crisis. En muchas ocasiones él mismo provoca las crisis, y en otras es el parásito que se alimenta de los estragos que las crisis dejan. Por otra parte, el fanatismo es completamente irracional, ya que niega la realidad objetiva. Por lo que se vuelve un fácil y susceptible esclavo de las emociones. Y dado que las emociones pueden ser tan erráticas, nada bueno podemos esperar de quien se deja controlar por ellas. A su vez, se caracteriza por su naturaleza flagelante, destruye al portador de esta patología, reduciendo cada vez más su libertad de acción...
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