Algunas de las cuestiones que se debaten en el seno de algunas iglesias o entre ellas en ocasiones uno se pregunta cómo se ha llegado hasta allí. Parecería que esas cuestiones estarían más allá de toda duda, que se habría llegado ya hace mucho tiempo a una opinión aceptada por todos y ello sin mayor problemática. Todavía es más sorprendente cuando lo discutido es de una enorme trascendencia y no ya para las creencias históricas del cristianismo, sino para la misma vida física y psicológica de las personas a las que implica. Se cae en una terrible trampa cuando se anteponen dos elementos esenciales y se obliga a escoger uno de ellos. Las posiciones opuestas se llenan de argumentos, de citas bíblicas, y no faltan los que acusan de poco cristiano al contrario. La obra que tenemos entre manos (ampliada por Christopher J. H. Wright) se considera clásica. La misma surgió de la pluma de Stott tras el importante Congreso de Lausana en 1974. En el mismo se le pidió que realizar...
Un lugar abierto a la reflexión