Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos. (Hebreos 4, 12a RVR60) Puede parecer tal vez que titulamos esta reflexión de hoy con una pregunta sin demasiado sentido en un medio evangélico, pero no lo es. La experiencia nos ha venido confirmando año tras año de forma bastante tenaz que los treinta y nueve libros de la primera parte de la Biblia constituyen un problema no pequeño para muchos creyentes reflexivos, desde niños y jóvenes de nuestras escuelas dominicales hasta los pastores que han de leer, meditar y estudiar los textos que preparan para la predicación, pasando por tantos miembros de nuestras iglesias a quienes su lectura desconcierta o llega incluso a herir profundamente la sensibilidad en pasajes e historias muy concretas. Por un lado, a nadie se le oculta que el Dios del Antiguo Testamento parece estar muy lejos —y muy por debajo— del Padre Celestial que encontramos en el Nuevo, tanto por su frecuente intrascendencia ...
Un lugar abierto a la reflexión