En Babilonia, según el código de Hammurabi, los adúlteros y adúlteras eran arrojados al agua con sus cuerpos entrelazados y atados con cuerdas para que así murieran ahogados. Sin embargo, en Israel, era el apedreamiento el procedimiento previsto por la Ley para ejecutar a los culpables de este mismo delito. Dos métodos igual de crueles con esa diferencia, debido a que en Israel, al contrario que en Babilonia, hay poca agua y muchas piedras... Por eso, en aquel terreno reseco y tan lleno de pedregales de Palestina, sus habitantes aprendieron a practicar a menudo el ejercicio de "apedrear" a los culpables. En aquella ocasión, como tantas madrugadas, el Jesús picapedrero había bajado del monte donde se dejaba envolver por el amor de su Padre y el silencio de la noche. Y estando sentado en la explanada del templo para hablar con la gente y ver si algún devoto se sacudía sus miedos ancestrales y descubría el rostro de un Dios bastante más bueno y sa
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