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Mostrando las entradas etiquetadas como Juan Stam

Las sanciones económicas de la gran Bestia- Por Juan Stam

"Y hacía que a todos se les pusiese una marca...y que ninguno pudiese comprar ni vender sino los que tuviesen la marca"  Apoc. 13.16s. Es curioso, y sintomático de las incoherencias que prevalecen en la interpretación del Apocalipsis, que tanta gente se obsesione por descifrar el misterio del número "666", pero casi nadie se fija en la finalidad de dicha marca -el impedir que otros compren y vendan.   La inmensa mayoría malinterpreta  el "666" como una especie de rompecabezas o crucigrama del cual depende supuestamente toda nuestra comprensión del futuro.  Podemos estar seguros de que tanto Juan como sus lectores sabían quién era la Bestia y por qué se conocía por "666".  Nosotros también, con un grado de certeza hermenéutica bastante alto, podemos entender lo que Juan quiere decir por "la Bestia" (cf. 17.7-11), pero carecemos casi totalmente de claves hermenéuticas seguras para saber por qué Juan y sus lectores la identificaban con el

Postres al final de una larga vida - Por Rebeca Stam

Juan Stam (1928-2020) No hace mucho nos poníamos en contacto con Juan Stam para solicitarle permiso para así poder reproducir sus artículos en este blog. Su respuesta fue la siguiente: "Adelante, hermano. ¡Muchas gracias! Un fuerte abrazo, Juan (y Rebeca)". Reproducidos ahora un artículo escrito por Rebeca Stam a inicios del año pasado. Toda una muestra de lo que es una vida plena desde una fe plena. Sirva el mismo como muestra de nuestro reconocimiento y aprecio. ¡Hasta pronto, maestro! ----------------------------------------------------------------------- Cuando llegamos al final de un año, o de un proyecto, o cuando celebramos un cumpleaños o aniversario, siempre es bueno hacer una evaluación de lo vivido, lo logrado, las lecciones aprendidas.  Yo soy Rebeca, la hija y editora de Juan Stam, y quiero compartirles algunos de los pensamientos actuales de mi papá.  Ahora que el cuerpo se le ha puesto más lento y aletargado – le falla la vista y le tiembla el pulso - pero

El Apocalipsis y las epidemias - Por Juan Stam

  Siempre que ocurran fenómenos trágicos, como terremotos, huracanes o epidemias, muchas personas comienzan a pensar “apocalípticamente”. En un sentido, sanamente encaminada, esa reacción puede ser positiva. En nuestras experiencias dolorosas, Dios nos llama a la reflexión sobre nuestras vidas y sobre la sociedad en que vivimos .    Muchas veces, sin embargo, el pánico lleva a la gente a conclusiones totalmente ajenas a la intención del autor bíblico. Algunas personas presuponen que es Dios mismo quien causa estas tragedias , como si el Creador metiera la mano en los volcanes para causar erupciones o como si las epidemias fuesen una especie de sabotaje biológico realizado por el Todopoderoso. Entonces concluyen que con esos fenómenos Dios está castigando a la humanidad, sobre todo a grupos o naciones que no son de nuestro agrado. Otros llevan la especulación un paso más adelante, para afirmar que cualquier desastre o calamidad es una nueva prueba de la pronta venida de Cristo.    Todo

La derecha evangélica - Por Juan Stam

En el discurso político de nuestro tiempo, " evangélico" y "derechista" se tratan como sinónimos intercambiables . En este contexto semántico, ser evangélico significa apoyar al gobierno golpista de Honduras y la oposición derechista de Venezuela y Brasil. En los Estados Unidos, significa pertenecer al Partido Republicano, a lo mejor en sus sectores más reaccionarios. Encontrar un "evangélico demócrata" es más difícil que encontrar una aguja en un pajar. En esta situación, el término "evangélico" no tiene absolutamente nada que ver con su raíz : el evangelio, las buenas nuevas del reino de Dios.  De hecho, en su uso actual es un membrete que carece totalmente de significado teológico. Donald Trump puede jactarse, "I'm evangelical, and proud of it" ("Soy evangélico, con mucho orgullo"), sin la menor sospecha del significado del término. Alzó una Biblia y la declaró el libro más grande de todos los siglos, pero n

La pandemia, el Apocalipsis y nuestra misión cristiana - Por Juan y Rebeca Stam

¡De un día para otro nos cambió la vida! Arrancó la pandemia del coronavirus y ya todo cambió. Tenemos que aislarnos, no socializar físicamente, mantener dos metros de distancia y, mejor todavía, quedarnos en casa. Algunos países o localidades han sido más cautelosos y estrictos que otros. Algunos gobernantes esperan que ignorándolo se acabe el problema. Las salidas a la calle están limitadas a lo más necesario: comida, medicina, trabajo, emergencias. Las escuelas se cerraron y los estudiantes continúan su aprendizaje a distancia. Las reuniones familiares, de amigos o grupos se realizan en línea. Los que pueden, trabajan desde sus casas. Otros se reinventan la circunstancia para sobrevivir. Muchos ya no tienen trabajo. O comida. Todo, absolutamente todo, ha cambiado. Hay que adaptarse. Las noticias pueden infundir temor. Los números de casos y, tristemente también de las muertes, suben exponencialmente. Hay que disminuir ese crecimiento. Hay que desacelerarlo. Buscamos achata