Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como Rebeca Stam

Postres al final de una larga vida - Por Rebeca Stam

Juan Stam (1928-2020) No hace mucho nos poníamos en contacto con Juan Stam para solicitarle permiso para así poder reproducir sus artículos en este blog. Su respuesta fue la siguiente: "Adelante, hermano. ¡Muchas gracias! Un fuerte abrazo, Juan (y Rebeca)". Reproducidos ahora un artículo escrito por Rebeca Stam a inicios del año pasado. Toda una muestra de lo que es una vida plena desde una fe plena. Sirva el mismo como muestra de nuestro reconocimiento y aprecio. ¡Hasta pronto, maestro! ----------------------------------------------------------------------- Cuando llegamos al final de un año, o de un proyecto, o cuando celebramos un cumpleaños o aniversario, siempre es bueno hacer una evaluación de lo vivido, lo logrado, las lecciones aprendidas.  Yo soy Rebeca, la hija y editora de Juan Stam, y quiero compartirles algunos de los pensamientos actuales de mi papá.  Ahora que el cuerpo se le ha puesto más lento y aletargado – le falla la vista y le tiembla el pulso - pero

La pandemia, el Apocalipsis y nuestra misión cristiana - Por Juan y Rebeca Stam

¡De un día para otro nos cambió la vida! Arrancó la pandemia del coronavirus y ya todo cambió. Tenemos que aislarnos, no socializar físicamente, mantener dos metros de distancia y, mejor todavía, quedarnos en casa. Algunos países o localidades han sido más cautelosos y estrictos que otros. Algunos gobernantes esperan que ignorándolo se acabe el problema. Las salidas a la calle están limitadas a lo más necesario: comida, medicina, trabajo, emergencias. Las escuelas se cerraron y los estudiantes continúan su aprendizaje a distancia. Las reuniones familiares, de amigos o grupos se realizan en línea. Los que pueden, trabajan desde sus casas. Otros se reinventan la circunstancia para sobrevivir. Muchos ya no tienen trabajo. O comida. Todo, absolutamente todo, ha cambiado. Hay que adaptarse. Las noticias pueden infundir temor. Los números de casos y, tristemente también de las muertes, suben exponencialmente. Hay que disminuir ese crecimiento. Hay que desacelerarlo. Buscamos achata