La IA (en inglés AI), sigla que hace referencia a la inteligencia artificial, llegó para quedarse y entrar a formar parte, para bien y para mal, de la vida de todos, cristianos y no cristianos por igual. Por eso, para los cristianos, de quienes el apóstol Pablo afirmó que debemos estar en capacidad de juzgarlo todo con un juicio justo y ponderado, pues “el que es espiritual lo juzga todo” (1 Corintios 2:15), habilitados por Dios para poder hacerlo con criterio bíblico; es necesario documentarnos y conocer un poco más sobre este tema, separando los mitos de la realidad e identificando, de paso, los beneficios y los peligros que estos nuevos desarrollos culturales y tecnológicos tienen para la humanidad en general y para la iglesia en particular en el propósito de perseverar en nuestra fe con una limpia e ilustrada conciencia al respecto, aprovechando los beneficios y sorteando los peligros, y salvando así de la mejor manera nuestra responsabilidad en el mundo.
Un lugar abierto a la reflexión