Octubre de 2025 En la niñez jugamos a ser adultos. Ahora, de adultos, jugamos a la guerra. En este texto exploro la posibilidad de volver a los juegos sagrados que perdimos… y al perderlos, estamos perdiendo nuestro mundo; su dignidad y nobleza. Por estos días sigo leyendo a Annie Ernaux, la Nobel de Literatura de 2022. Ayer terminé La otra hija , publicado en el 2014 por LRK Ediciones. La leo con la misma intensidad con que alguna vez leí la obra de García Márquez —eso fue hace ya muchos años— y con la que también leí hace unos años casi toda la obra del gran José Saramago. Por una curiosa coincidencia, los tres recibieron el mismo reconocimiento: el Premio Nobel. Pero más allá de los galardones, lo que me atrae de Ernaux es su manera de mirar la vida desde los resquicios de la memoria, donde lo cotidiano se convierte en confesión y lo íntimo en verdad universal. Su estilo autobiográfico (la literatura del yo) es uno de mis preferidos y, quizá por eso, mi fervorosa lectura...
Un lugar abierto a la reflexión