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¿Salvar la inerrancia de los estadounidenses? | Michael Bird


Como anglicano, creo en la suficiencia de las Escrituras. Como teólogo reformado, creo en la infalibilidad de las Escrituras. Como evangélico, creo que las Escrituras son "verdaderas y dignas de confianza", por citar la Declaración de Chicago sobre la Inerrancia Bíblica.

Además, como estudioso del Nuevo Testamento y cristiano practicante, soy un “friki” profesional de la Biblia, me paso el día con varias Biblias a mi lado. Me interesa la verdad de la Biblia, cómo la Biblia es verdadera y cómo la Biblia no es falsa. Esto hace que surjan a menudo temas como la inerrancia o la infalibilidad que, con las debidas reservas y salvedades, puedo afirmar sin problemas.

Pero puede resultar complicado ¿Cómo se relaciona la verdad de la Biblia con aspectos como la cosmología, la geología, la genética, la arqueología y la historia? ¿Es la Biblia verdadera sólo en cuestiones de creencia religiosa y ética o su veracidad se extiende a cosas como la edad de la Tierra y la historia antigua?

Cómo es la Biblia verdadera o cuáles son los límites de la veracidad de la Biblia es un tema difícil y es donde los biblistas y teólogos creyentes tienen que trabajar juntos para resumir las condiciones y cualificaciones de la veracidad bíblica.

He tratado este tema en varios libros, entre ellos mi Evangelical Theology, Siete cosas sobre la Biblia que desearía que todos los cristianos supieran, y mi contribución a Cinco puntos de vista sobre la Inerrancia Bíblica.

Sin embargo, en algunos círculos del evangelicalismo estadounidense, la inerrancia es más que una doctrina útil, es el centro y la suma de un universo teológico. Los evangélicos estadounidenses exigen una precisión rígida para la inerrancia que no comparte la iglesia mundial, sitúan la inerrancia en lugar de la cristología como principal marcador de ortodoxia, y vigilan la inerrancia en sus redes con una ferocidad similar a la de los talibanes.

Mira, los evangélicos fuera de América creen en la Biblia, yo soy un ejemplo, pero para muchos evangélicos conservadores en América, ¡la inerrancia es más grande que Jesús!

Permítanme ser claro: no es la palabra "inerrancia", ni siquiera el concepto, lo que quiero discutir. Aunque prefiero con mucho la palabra "infalible", he articulado mi propia visión de la veracidad bíblica que se aproxima en cierto modo a cómo se expresa la inerrancia bíblica en la Declaración de Chicago sobre la Inerrancia Bíblica. Sin embargo, lo que resulta asombrosamente extraño es la función que tiene la inerrancia en el evangelicalismo estadounidense.

Mi sospecha es que la inerrancia se formuló de tal manera en EE.UU. para que fuera un castillo fortificado contra la crítica bíblica alemana, la baja visión de las Escrituras en las iglesias dominantes y la relativización de la Biblia en la cultura dominante. Sin embargo, aunque muchos evangélicos estadounidenses predicaban la inerrancia del texto, lo que a menudo practicaban era la inerrancia de su interpretación y la hegemonía de su tribu en determinadas denominaciones. Enarbolar la bandera de la inerrancia era una excelente manera de infundir miedo en la gente de que los bárbaros seculares estaban a las puertas y de justificar la cancelación de personas que interpretaban la Biblia de tal manera que socavaba la base de poder de ciertos líderes. En otras palabras, la inerrancia era un castillo, pero pronto se convirtió en un campo de concentración.

Permítanme llevarles a un recorrido por la historia.

1983. El despido de J. Ramsay Michaels del Seminario Gordon-Conwell por utilizar la crítica de la redacción para entender los Evangelios.

1983. La expulsión de Robert Gundry de la Sociedad Teológica Evangélica por interpretar que el relato mateano de la infancia se basaba en una forma de midrás.

2008. El despido de Peter Enns del Seminario de Westminster a causa de su libro Inspiration & Incarnation (Inspiración y encarnación), cuyo objetivo era impedir que los evangélicos perdieran la fe al enterarse de cosas como los antiguos textos de fondo como el Enuma Elish, los debates sobre la datación de Jericó, los textos bélicos del Antiguo Testamento y la crítica de las fuentes. Sí, ya sé que más tarde Peter se alejó mucho del redil evangélico, pero arrojar a alguien por un acantilado te hace eso.

2008. El ostracismo de mi amigo y antiguo colega Andrew McGowan por su libro The Divine Spiration of Scripture (La inspiración divina de las Escrituras) porque señaló que James Orr era mejor que B.B. Warfield en lo que respecta a la inerrancia.

2011. La cancelación del apologista Michael Licona por los líderes evangélicos por negar la inerrancia porque interpretó Mateo 27:52-53 como "efectos especiales apocalípticos" y no literalmente.

¿Ves un patrón aquí? Ninguno de estos tipos dijo en su momento que la Biblia fuera falsa, mala o errónea. Pero intentaron hacer sutiles correcciones a la infraestructura hermenéutica del complejo industrial evangélico y acabaron en una metafórica bolsa para cadáveres por ello.

Creo en la verdad perdurable de la Sagrada Escritura —teniendo en cuenta el fenómeno del texto, el testimonio de la tradición sobre la Escritura y la sabiduría de la iglesia mundial para entender la Escritura—, pero no quiero que la infalibilidad bíblica apuntale el tinglado de protección teológica de alguien.
Michael Bird

Puede leer un artículo que escribí sobre la inerrancia para Zondervan aquí [1], que se basa en mi libro Siete Cosas; si no, aquí tiene un vídeo que hice para Zondervan sobre la inerrancia en Estados Unidos [2].

¿Por qué escribo esto?


El apéndice de G.K. Beale sobre globalismo y posmodernismo en su libro The Erosion of Inerrancy in Evangelicalism: Responding to New Challenges to Biblical Authority (Wheaton, IL: Crossway, 2008), 261-65 opina que la mayor parte de la erudición teológica y bíblica occidental ha tenido un "efecto perjudicial en la iglesia mundial", ya que ha negado o infravalorado la inspiración de las Escrituras y el elemento sobrenatural de la Biblia (p. 263). Como generalización, eso es más o menos cierto. Pero Beale se refiere a continuación a las "partes más nuevas de la Iglesia que han crecido significativamente en los últimos cincuenta años aproximadamente", a las que puede beneficiar tener en cuenta el sector occidental conservador de la erudición, porque la Iglesia occidental conservadora tiene un "énfasis en la autoridad de la Biblia, la interpretación basada en el texto y la afirmación de lo sobrenatural en la Biblia" (p. 263). En otras palabras, los cristianos de fuera de Norteamérica se han tragado el veneno del liberalismo occidental y necesitan el antídoto de la inerrancia evangélica estadounidense para curarse. Para ser sincero, ¡lo encuentro un poco condescendiente! Beale criticó a la Iglesia mundial porque no posee el enfoque miope y puritano de la inerrancia que caracteriza al evangelicalismo conservador estadounidense. Para ser honesto, si nos fijamos en el evangelicalismo conservador estadounidense ahora, echando espuma por la boca sobre CRT (Critical Race Theory), y la mitad de ellos postrándose ante Trump, quiero evitar cualquier cosa que haga que las iglesias globales se parezcan remotamente a las iglesias evangélicas conservadoras estadounidenses en estos aspectos.

Si mis amigos estadounidenses esperan que nosotros, los evangélicos globales, cancelemos a Andrew McGowan o a Michael Licona para demostrar nuestro compromiso con la verdad de las Sagradas Escrituras, me gustaría invitar a mis amigos estadounidenses a saltar en un lago muy helado lleno de tortugas mordedoras. Yo invitaría a McGowan y a Licona a hablar con cualquiera de mis estudiantes y no tomaría en serio a nadie que dijera que son una amenaza para la verdad de la Biblia.

Ahora, sé que alguien va a decir: "Pero el resurgimiento conservador de la SBC (The Southern Baptist Convention) salvó a la SBC de convertirse en otra denominación principal moribunda al cerrar las escotillas sobre la inerrancia". A lo que yo digo, "Huzzah, me alegro por ti". Tampoco me gustan los progresistas teológicos. Entiendo que se muestre la puerta a los liberales rabiosos que piensan que Jesús y Buda dicen lo mismo, que Pablo era un universalista gnóstico, que deberíamos referirnos a Dios como la "mónada celestial sin gónada" y que deberíamos añadir los escritos de Deepak Chopra al canon.
https://www.clie.es/siete-cosas-que-desearia-que-todo-cristiano-supiera-sobre-la-biblia

Pero lo que no entiendo es: "LA INERRANCIA ES LO ÚNICO QUE IMPORTA ES EL ÚNICO ARTÍCULO DE LA FE Y TODO LO DEMÁS ES VESTIDO DE ESCAPARATE". O, sacar los horcas para defender la "inerrancia" porque alguien dijo: "Midrás", puso a Karl Barth en la lista de lecturas, dijo que la evolución teísta suena como una buena opción, escribió en un blog que tiene problemas para explicar el relato sobre el censo de Lucas, y dijo en una clase que no cree que Mt 27:52 deba tomarse literalmente. Porque resulta que la guardia varangia que defendía las murallas de Constantinopla contra los bárbaros progres utilizó la amenaza de los bárbaros para justificar su conversión en la Inquisición española.

Permítanme decir una vez más, no estoy disputando el concepto de infalibilidad bíblica, aunque yo lo haría de manera diferente, estoy advirtiendo principalmente relativo al enfoque estadounidense sobre la inerrancia y su función de purificar las tribus teológicas, no de la herejía, sino de la disidencia contra ciertas culturas del conservadurismo.

Para ser justos, hay algunos libros sobre la Biblia de norteamericanos, le daré crédito a Kevin Vanhoozer por su ángulo agustiniano sobre la inerrancia, aunque creo que necesita algo de realismo textual origenista para equilibrarlo. Además, está el libro editado por D.A. Carson sobre The Enduring Authority of the Christian Scriptures [3], que contiene varios ensayos que considero sobresalientes.

Pero si quieres leer sobre la infalibilidad de la Biblia, mi consejo es que pruebes algo como Leon Morris, John Stott o el libro de Amos Yong Renewing Christian Theology. Obtendrás una visión elevada de las Escrituras, pero sin la paranoia de que: "Oye, ese tipo insinuó que Génesis 1 no es literal".

La infalibilidad de las Escrituras es demasiado importante como para dejar que los estadounidenses la utilicen como arma para eliminar rivales intraevangélicos.

La doctrina de la Escritura necesita ser desamericanizada para que sea segura de usar en la iglesia global. Tenemos que salvar las Escrituras de las guerras culturales estadounidenses, de su tribalismo, de su bibliolatría al límite, de sus guardianes del poder y del clientelismo, de sus extraños shibboleths y de sus fijaciones miopes.




Publicado originalmente el 10/11/2021 en inglés en el blog de Michael Bird:

Traducido por Ro Ahumada Valdivia

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