Jesús y María. Lo que la Biblia trató de ocultar. Fernando de Orbaneja. B Ediciones S A , 2006. 203 páginas.
Fernando de Orbaneja nació en 1924 en la ciudad española de Valladolid. Acabó la carrera de ingeniero industrial y se doctoró en Madrid. Llevó a cabo una labor docente en la Universidad McKencie en San Pablo, Brasil, además de en la Escuela de Administración de Empresas de Barcelona. Su vida profesional realmente no tiene relación con los diferentes campos de la teología aunque en su faceta de escritor se ha centrado especialmente en la religión cristiana. Además de la presente obra es el autor de Lo que oculta la Iglesia, Historia impía de las religiones y La Biblia al desnudo.
El libro que nos ocupa tiene la siguiente dedicatoria: «A los curas. Que tanto nos han mentido». Esto pone de manifiesto desde el principio la línea que va a seguir en su obra.
Fernando de Orbaneja era conocido en España (falleció en 2016) no solamente en su faceta de escritor sobre temas religiosos, sino que además durante un tiempo era un invitado habitual en programas de televisión que tocaban precisamente estos asuntos.
Su posición es la de una crítica radical a la Biblia, al cristianismo, sobre todo en su expresión católica-romana. Su opinión es que nos encontramos con una tergiversación, adulteración y manipulación de textos antiguos que formaron parte de las Escrituras y que especialmente fue el catolicismo romano el que realizó a sabiendas todo lo anterior.
Para Orbaneja los evangelios apócrifos merecen ser considerados en igualdad de condiciones que los que fueron finalmente aceptados por el cristianismo y que aparecen en la Biblia. Por ello Jesús y María pretende ser un libro en donde se recoge sobre todo la figura del Maestro de Galilea desde la visión que nos proveen estos otros evangelios.
El libro se compone de un prólogo o galeato junto a nueve capítulos, un ultílogo, un cuadro comparativo, un glosario y finalmente un índice onomástico. Los diferentes capítulos se denominan:
Orígenes del mito
Nacimiento e infancia de María
María, núbil y madre
Nacimiento e infancia de Jesús
Vida pública de Jesús
Pasión y muerte de Jesús
Resurrección y Ascensión de Jesús
María, de madre a diosa
En el primero de los capítulos, "Orígenes del mito", el autor nos acerca al génesis de la religión israelita. La misma habría sido el resultado del gnosticismo que a su vez tenía influencias mesopotámicas, egipcias, indias, etc. De esta forma, el primer dios israelita habría sido un dios solar en tanto que el responsable de la fundación del cristianismo sería Pablo de Tarso. Para el autor este último estaría claramente imbuido del gnosticismo de corte cristiano propio de su tiempo.
El cristianismo, por tanto, fue el resultado de una especie de sincretismo de ideas tomadas de toda una serie de sectas de la época.
Los dos siguientes capítulos son dedicados a María, la que sería madre de Jesús, y así tratan de su nacimiento e infancia.
El autor dice basarse en las últimas investigaciones y sostiene que los judíos del Antiguo Testamento adoraban al dios Baal, que habían aceptado como propia la prostitución sagrada y que, por tanto, María habría sido criada en un templo precisamente de este tipo, de adoración pagana y de prostitución religiosa de un culto dedicado a la fertilidad.
José, el que sería padre de Jesús, aparece como siendo viudo y de edad avanzada cuando decide tomar por esposa a María, y promete no tocarla ya que ella era muy joven para él.
También en estos capítulos tenemos la anunciación de que María concebiría a Jesús por obra del Espíritu Santo, aunque uno de estos evangelios, en concreto el Evangelio armenio de la infancia, dice que el Espíritu Santo se introdujo en María a través de una oreja.
El autor no tiene dudas de que María es también una creación popular y mitológica, del mismo tipo que la concepción virginal y el nacimiento de Jesús. Estos episodios fueron tomados de los mitos y religiones ancestrales que habían llegado a ese tiempo a través de las religiones griega y romana.
Los siguientes tres capítulos están dedicados al nacimiento e infancia de Jesús, su ministerio o vida pública y cómo tuvo lugar su pasión y ejecución.
El autor, citando a Rudolf Bultmann, sostiene que no podemos conocer con seguridad nada acerca del Jesús que vivió realmente en el siglo primero. Para él lo histórico y lo mítico están tan entrelazados que realmente se trata de una recreación ficticia. Además, debido a la carencia de información que existe en relación a la infancia de Jesús en los evangelios canónicos, es de la opinión de que al menos podemos acudir a los apócrifos y a los gnósticos para encontrar relatos de este período de la vida de Jesús.
Después de su nacimiento, el pequeño Jesús y su familia habrían huido a Egipto para no ser asesinados por el rey Herodes, y allí habría aprendido las artes mágicas que a su regreso pondría tan en práctica entre sus conciudadanos.
Desde pequeño, Jesús ya realizaba milagros, pero ciertamente era un niño bastante irascible por lo que bien podía matar a uno de sus compañeros de juego por motivos totalmente intrascendentes.
Para el autor, Jesús nunca se declaró igual a Dios y el término mesías era usado en aquellos momentos para toda una serie de dioses salvadores. De esta forma, Cristo sería el equivalente cristiano del dios solar.
El descenso del Espíritu Santo sobre Jesús durante su bautismo sería un calco del bautismo del dios Horus en el Nilo. De análoga forma, la figura del Diablo o Satanás equivaldría a un antiguo dios solar que habría sido adaptado al cristianismo y colocado como adversario de Jesús.
No considera que exista nada original en la enseñanza de Jesús, ni siquiera en sus parábolas ya que busca precedentes en el oriente y dice encontrarlos.
María Magdalena, siguiendo los evangelios gnósticos, tuvo una muy importante relación con Jesús de tal forma que, o bien era su esposa, o sencillamente era su amante. De esta manera el relato de las bodas de Caná sería el registro de la propia boda de Jesús con María.
María Magdalena también estuvo presente en la última cena en donde habría recibido enseñanzas secretas de Jesús, siendo la eucaristía un ritual sagrado tomado de las religiones de misterio.
Judas, el traidor, no habría asistido ya que este personaje es una invención de los evangelistas para dar razón del encarcelamiento de Jesús y para proveer más dramatismo a toda la pasión.
El siguiente capítulo trata de la resurrección y de la ascensión de Jesús, que también es identificado por el autor con un mito procedente de la adoración al sol. La idea es que el sol muere cada tarde y resucita cada mañana y así el cristianismo habría adaptado este mito para hacerlo suyo.
Fernando de Orbaneja considera que, por mucho que los evangelios canónicos nos digan en relación a la resurrección de Jesús, estos testimonios quedan anulados ya que este hecho es contrario a las leyes de la naturaleza y es imposible de creer.
Antes de la aparición a sus discípulos Jesús había descendido a los infiernos para presentarse a las almas que estaban allí encerradas.
El último de los capítulos está destinado por el autor a María, la madre de Jesús, comparándola con algunas de las divinidades de entonces. De esta forma, era común una Madre de los dioses, Reina del cielo o Madre de los hombres.
Para basar su posición, el autor acude a los dogmas católicos que le confirieron el título de Madre de Dios, otro que sostuvo que fue sin pecado concebida y que de esta misma forma subió a los cielos sin ver la muerte en el sepulcro.
Fernando de Orbaneja añade un título más a su lista de libros sobre el cristianismo para, según nos dice, poner al descubierto unos evangelios apócrifos y gnósticos, que fueron rechazados por el cristianismo original, cuando muy posteriormente se escogieron los que al presente forman parte del Nuevo Testamento. Este cristianismo original no sería en absoluto monocolor o compuesto por un núcleo de creyentes de iguales o semejantes ideas, sino que, por el contrario, el cristianismo tenía en su seno toda una serie de grupos heterodoxos y de ideas muy dispares. Además, estaba fuertemente influenciado por el gnosticismo y las religiones de misterio, y es por tanto aquí a donde hay que mirar para comprenderlo. Por tanto, la metodología para Orbaneja es bastante simple: allí en donde se encuentran mitos, leyendas, y otros datos sobre las antiguas religiones mesopotámicas, egipcias, indias, etc., que posteriormente se fundieron para dar como resultado las religión grecorromana, es a donde hay que acudir para comprobar el alto grado de influencia y modelación que tuvieron en la naciente religión cristiana.
Esta forma de investigación, que para no pocos es totalmente acertada, tiene los pies de barro ya que si se pudiera demostrar que a Jesús se le puede entender perfectamente dentro de parámetros judíos, toda ella se vendría abajo... y es esto lo que realmente sucede.
El Maestro de Galilea que aparece en los Evangelios canónicos piensa, habla y actúa como un judío del siglo I d. C., por lo que ignorar esta cultura con su religión propia es un error imperdonable para cualquiera que se diga estudioso del judaísmo del segundo templo y del cristianismo primitivo.
Orbaneja, además de caer en el anterior error garrafal comete otros de gran calado a lo largo de su libro de tal forma que cuesta trabajo creerlos de no ser porque están ahí escritos. Pretende ser un especialista del cristianismo y, sin embargo, los errores en las fechas, en conceptos e ideas están presentes de forma abundante en su obra. Por ejemplo, sostiene que los primeros escritos que darían lugar al cristianismo fueron gnósticos y que estos fueron reunidos por el apóstol Pablo que llevó a cabo una labor de combinación con relatos y misterios judíos, hindúes, griegos y egipcios. El resultado fue el cristianismo ”oficial" tal y como lo conocemos hoy.
Esta sola afirmación es del todo descabellada, sería una excepción encontrar a algún especialista serio que la refrendara. Todo esto hace que sea extraordinariamente preocupante que un autor como Orbaneja estuviera considerado en España como alguien serio y fiable, y que en décadas anteriores acudiera frecuentemente a tertulias y debates televisivos.
El presente volumen lejos de ser considerado consistente debería ser relegado y criticado como una especie de panfleto carente de rigor y una muestra inconfundible del fundamentalismo ideológico. Aquella persona que desee informarse sobre el cristianismo y su origen haría muy bien en evitar comprar este libro y otros similares.
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Alfonso Pérez Ranchal posee una Diplomatura en Teología Pastoral por el CEIBI (Centro de Investigaciones Bíblicas), una Licenciatura en Teología y Biblia por la Global University y una Maestría en Teología por la FTCR (Facultad Teológica Cristiana Reformada). Es autor del libro La vida, la muerte y el más allá a través de la Biblia de la editorial Clie. Vive en Cádiz.
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