'El otro Jesús. Vida de Jesús según los evangelios apócrifos' de Antonio Piñero. Reseña | Alfonso Pérez Ranchal
La cantidad de libros que tratan sobre “la vida de Jesús” es inmensa. Cada cierto tiempo siguen apareciendo y esta tendencia no muestra signos de agotamiento. Realmente no hay nada nuevo, ni siquiera original, en todo este caudal de información que sea capaz de dar razón de este fenómeno. No se trata, por supuesto, de que esté todo dicho sobre el Maestro de Galilea, sino del hecho de que las múltiples «vidas» que van apareciendo dependen del enfoque del escritor de turno. Con ello me estoy refiriendo a que Jesús debe ser el único caso de toda la historia de la humanidad en donde a un mismo personaje se le da tan amplio y diferente enfoque. Aparecen tantas “vidas” como autores.
El procedimiento es bastante sencillo: se trata de escoger qué textos evangélicos deben ser considerados como verdaderos y cuáles no. A esto último, algunos autores no le dan una connotación peyorativa, sino que, por el contrario, lo que pretenden decir es que no es histórico. Sería el resultado de la creatividad de la comunidad cristiana primitiva. De esta forma, hablan del Jesús de la historia y el Cristo de la fe. Como consecuencia, se crea una enorme niebla en torno al Galileo que se traduce en la imposibilidad de conocer al personaje real.
El presente libro de Antonio Piñero es un relato ordenado de la vida de este otro Jesús que aparece en los Evangelios apócrifos. El autor va tomando diferente información complementaria de este amplio campo para ir levantando la figura que nos presenta de Jesús esta literatura que no fue aceptada como canónica. Por tanto, se trata de un retrato no histórico de Jesús basado en estos escritos tardíos. Aquí no hay nada que buscar, es un Jesús puramente literario.
Para realizar su labor, el libro se compone de un prólogo, diez capítulos y un epílogo.
En el prólogo, nuestro catedrático explicará la necesidad que lo llevó a escribir el presente volumen, ya que en aquel momento no existía en castellano un libro que se apoyara exclusivamente en las fuentes evangélicas apócrifas para retratar la figura de Jesús. Los evangelios consultados irían desde mediados del siglo II d. C. hasta mediados del siglo VIII d. C.
El autor advierte que la información contenida en estos evangelios en no pocas ocasiones se contradice y, por tanto, cuando así ocurre, optó por la línea general más seguida y apoyada por los diferentes textos.
El autor pretende hacer un libro serio, únicamente acudiendo a estos evangelios apócrifos para la información sin insertar opiniones personales al respecto.
El primero de los capítulos se llama “¿De dónde viene este muchacho?”. El lapso de tiempo que abarca va desde el nacimiento de María, la madre de Jesús, su crecimiento y desarrollo, hasta su casamiento con el viudo y anciano José.
El segundo de los capítulos es “El prodigioso nacimiento del héroe”, en donde ya comienza a retratar la vida de Jesús, desde la anunciación de su nacimiento por medio de un ángel a María, pasando por la venida de los Reyes Magos y presentando el alumbramiento y el primero de los milagros que realizó Jesús siendo únicamente un recién nacido.
El capítulo tres, “Días de gloria y persecución”, comienza con el intento del rey Herodes de asesinar a Jesús, los regalos que obtuvo de los sabios de oriente y la huida de la familia en dirección a Egipto. Mientras todo ello se va dando, los milagros del pequeño Jesús son continuos.
El siguiente capítulo es “Un retorno azaroso. El final de José”. Este se centra en la figura del padre de Jesús y de su desconcierto ante algunas actuaciones de su hijo, que tan pronto mataba a otros niños compañeros de juego como que los resucitaba. De esta forma, aparece un niño Jesús irascible e impredecible que ponía en serios aprietos a su padre.
También se dedica tiempo a presentar el oficio de José y de cómo este le enseñó el mismo a su hijo.
Los milagros siguen siendo una constante y así cualquier cosa relacionada con Jesús tenía poderes especiales. Estos poderes le eran conferidos a, por ejemplo, el agua, la ropa, etc., lo que hacía que si alguien las tocaba, quedaba sano de su enfermedad de inmediato.
El último de los milagros de la infancia de Jesús lo realizó con doce años, habiendo un hueco de seis en los evangelios apócrifos, ya que lo siguiente que conocemos es cuando Jesús tenía dieciocho años. Este suceso es la muerte de su padre.
En el momento de su fallecimiento aparecieron ángeles que tomaron de inmediato su alma y la envolvieron en lienzos para llevarla a la presencia del Padre.
El capítulo quinto, “Andares y peripecias”, muestra a un Jesús que se queda con su viuda madre María. Al cumplir los treinta años, inicia su ministerio.
En estos textos se habla incluso del aspecto de Jesús, el cual para unos evangelios era extremadamente feo mientras que para otros era enormemente hermoso.
También aparece la figura de Juan el Bautista y cómo comienza su ministerio. Sería en el bautismo que recibió Jesús por parte de Juan que el Espíritu divino entró en él, mostrando claramente un enfoque y lectura gnóstica de este hecho.
Para llevar a cabo su ministerio, el Galileo recluta a sus discípulos que, lejos de ser personas con grandes carencias como aparecen en los Evangelios canónicos, en estos se trata de personas de grandes capacidades y cualidades.
Jesús aparece descrito haciendo milagros de tal calibre como el que en un momento dado se produce cuando su cabeza toca el cielo.
El capítulo sexto, “Jesús, las mujeres y el sexo”, se centra en el trato y relación que Jesús tuvo con las mujeres. De forma general es positivo, pero no faltan tampoco textos que hacen de Jesús alguien machista. Esto es debido a que se trata de escritos claramente esotéricos y tienen una visión de desprecio hacia todo lo relacionado con el mundo material.
Según el “Evangelio secreto de Marcos”, Jesús habría practicado la homosexualidad, siendo su amante un muchacho cubierto únicamente con una túnica, en una clara alusión al evangelio canónico de Marcos, en donde aparece este muchacho que salió corriendo.
No podría faltar la relación de Jesús con María Magdalena, la cual aparece como aquella a la que más amaba, incluso por encima de sus discípulos, insinuando que o eran amantes o se habría casado con ella. Dicho lo cual, esto podría tener un significado únicamente de tipo espiritual, ya que, al ser evangelios gnósticos los que hablan de este asunto, toda alusión a lo físico y al amor de pareja debería ser entendida no en sentido literal, sino místico.
El capítulo séptimo se titula “Una tragedia anunciada”, en donde se refleja la oposición que va afrontando Jesús.
Algo destacable es que cuando el Maestro es detenido y posteriormente flagelado, los responsables de llevar a cabo esto último son judíos y no romanos, lo que evidencia un claro antisemitismo. Jesús, por su parte, es descrito como alguien que no siente el dolor al recibir los azotes. En esta misma línea, cuando es colgado en el madero, realmente no se trata de Jesús, o mejor de Cristo, sino de algo así como una apariencia, ya que el verdadero Cristo se había bajado de la cruz y ya había ascendido al cielo.
El capítulo octavo, “Descenso a los infiernos”, se enfoca en el lugar a donde se dirigió Jesús después de su resurrección. Así habría descendido a los infiernos mostrando allí su victoria y bautizando y perdonando a los que necesitaban purificación.
También se nos habla de la labor de enseñanza y de sus apariciones para con los suyos antes de regresar definitivamente al lado de su Padre.
El capítulo noveno, “El final de los perseguidores. La dormición de María”, realmente es el último que trata sobre la vida de Jesús, ya que el siguiente se enfocará en sus enseñanzas secretas. De esta forma, aparece el final del rey Herodes y de Poncio Pilatos como resultado de un castigo divino por su mal actuar.
También tenemos aquí el conocido como paño de la Verónica. El episodio se produce cuando esta mujer se le acercó a Jesús, cuando iba camino del suplicio, y le colocó un paño sobre el rostro con el fin de secar el sudor y limpiarle la sangre. Fue entonces cuando se produjo un milagro, ya que el rostro de Jesús quedó impreso en el paño.
En este capítulo también hay un lugar para Pedro, al que se le llama príncipe de los apóstoles, y se registra la muerte de María, la madre de Jesús, quien finalmente sube al cielo sin ver corrupción.
El capítulo décimo, “Las enseñanzas secretas de Jesús”, lo dedica el autor a realizar un resumen del tipo de enseñanza que Jesús iba dando al grupo cercano en torno a él. Este grupo era cerrado, selecto y restringido.
Estas enseñanzas son claramente de carácter gnóstico y se alejan enormemente de las presentadas en los Evangelios canónicos.
Por último, está el epílogo, en donde Piñero dice unas últimas palabras a modo de conclusión y en las que refleja el hecho de que estos evangelios son claramente tardíos en comparación con los aceptados por la Iglesia primitiva, siendo además un intento por llenar los huecos sobre la vida de Jesús de los canónicos.
“El otro Jesús” que nos proponen los evangelios apócrifos realmente reflejan otra vida y bien que se le podría haber cambiado el nombre al personaje que retratan, ya que su coincidencia con el Jesús que aparece en los evangelios canónicos es mínima. Si alguien desea saber por qué la Iglesia desechó estos evangelios en favor de los cuatro que tenemos en el Nuevo Testamento, únicamente tiene que leerlos. A todos los niveles son textos tan diferentes que cuesta entender cómo hay especialistas que quieren ponerlos y considerarlos en igualdad de condiciones que a los canónicos. Sin duda, esto procede de una idea que sostiene que en el principio el cristianismo era enormemente plural y, si bien había comunidades que crearon al Jesús canónico, otras vivían una fe distinta y crearon unos evangelios que reflejaban la misma. Pero en origen tanto unos como otros eran cristianos auténticos. Dicho lo cual, una lectura atenta hace que se extraigan conclusiones bien diferentes, ya que los evangelios apócrifos reflejan una época posterior, en algunos casos siglos después, a la que vivió Jesús. Además, son evangelios que presentan en muchas ocasiones una moral dudosa, una imaginación infantil y una doctrina totalmente diferente a la que el Jesús evangélico enseñó.
Antonio Piñero logra ensamblar con éxito esta vida alternativa y mostrarnos a este otro Jesús. Por ello se trata de un libro muy recomendable, ya que evita al lector tener que ir buscando en este tipo de literatura un orden coherente para entender el perfil de Jesús que nos muestra.
Si alguien quiere conocer al verdadero Jesús, únicamente tiene que ir a los Evangelios canónicos y leerlos. Si también desea encontrar la figura de este mismo Jesús a través de unos evangelios tardíos y claramente heréticos, bien haría en leer un libro como el presente. Nunca antes las enormes diferencias entre ambos «jesuses» habían quedado tan patentes.
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Alfonso Pérez Ranchal es Diplomado en Teología por el CEIBI (Centro de Investigaciones Bíblicas), Licenciado en Teología y Biblia por la Global University. Es autor del libro La vida, la muerte y el más allá a través de la Biblia de la editorial Clie. Vive en Cádiz.
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