Ir al contenido principal

Semana Santa, semana del perdón - Por Martín Gelabert



Sumergidos en el sufrimiento de la guerra, nos disponemos a celebrar los acontecimientos centrales de la historia de la salvación. Una posible lectura de la Semana Santa, en este contexto de violencia y guerra, es leerla en clave de perdón. Perdonar no es aprobar el mal que otro me hace. Es renunciar a responder al mal con el mal, es renunciar a responder con la misma fuerza destructiva que me ha perjudicado, es no seguir inoculando en la sociedad el veneno de la venganza, porque la venganza nunca sacia la insatisfacción de las víctimas. El perdón es el único camino para encontrarme con quién me hace daño, incluso cuando el que me daña no quiere encontrarse conmigo. Por eso el perdón es la fuerza del amor que vence al mal. Y así abre puertas para justificar al impío, para convertir en justo a quién es injusto.

Jesús en la cruz pronuncia unas palabras de perdón total y absoluto. No solo perdona a quienes le asesinan, rezando por ellos: “Padre, perdónales”, sino ofreciendo una buena razón al Padre para que les perdone: “no saben lo que hacen”. En la cruz, Jesús se convierte en el abogado defensor de sus asesinos. ¡Solo en un amor como este puede estar la salvación del mundo! Un amor capaz de justificar, de hacer justo al pecador, al que rechaza a Dios. En la cena previa a su muerte, en la que Jesús se despide de los suyos, pronuncia también palabras de perdón, anticipando que va a entregar la vida y derramar su sangre “para el perdón de los pecados”. Finalmente, el domingo de Pascua, Jesús vence a la muerte y a todas sus potencias destructoras, resucitando “para nuestra justificación”, para que nosotros podamos presentarnos ante Dios siendo partícipes de la justicia de Jesús.


El impulso de la ira no tiene límites y el deseo de venganza nunca queda saciado. Solo la fuerza del amor puede contrarrestar esos falsos caminos de satisfacción. Pues 
“cuando hay algo que de ninguna manera puede ser negado, relativizado o disimulado, sin embargo, podemos perdonar. Cuando hay algo que jamás debe ser tolerado, justificado o excusado, sin embargo, podemos perdonar. Cuando hay algo que por ninguna razón debemos permitirnos olvidar, sin embargo, podemos perdonar. El perdón libre y sincero es una grandeza que refleja la inmensidad del perdón divino. Si el perdón es gratuito, entonces puede perdonarse aun a quien se resiste al arrepentimiento y es incapaz de pedir perdón” (Francisco, Fratelli tutti, 250).



-------------------------------

Martín Gelabert Ballester (Manacor, Baleares, 6 de septiembre de 1948) es un fraile dominico español, doctor en Teología.




Comentarios

Entradas populares de este blog

El calvinismo a examen.1.2 La doble predestinación - Por Alfonso Ropero

  " La doctrina cristiana de la voluntad de Dios es la doctrina del “decreto” divino. Esto significa que todo lo que existe tiene su origen en el pensamiento y la voluntad de Dios, que ese pensamiento y esa voluntad no son arbitrarios, sino en armonía con su naturaleza. La Biblia no sabe nada de un “doble decreto”, solo conoce el decreto de la elección; y así no hay una doble voluntad, sino la única voluntad revelada a nosotros como amor”. Emil Brunner [1]      

Guía práctica para escribir una exégesis

  Muchas veces nos acercamos al texto bíblico con prejuicios o con ideas ya formuladas acerca de lo que el texto supuestamente quiere decir. Para un estudio serio del texto, debemos, en lo posible, abrirnos al texto, despojarnos de esos prejuicios y tratar de extraer de las Escrituras el mensaje revelado por Dios.  La Biblia no se interpreta sola. Debemos interpretarla. Además de una lectura orante o devocional, debemos hacer una lectura seria y profunda, una lectura bien estudiada, en otras palabras, una exégesis.  Acá les compartimos, traducida del inglés, una guía para la exégesis bíblica.