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El Dios de Job no explica el mal - Por Martín Gelabert

La historia de Job es la de un hombre que, ante el eterno problema del mal, se encuentra con las clásicas y fáciles explicaciones en boca de sus amigos: si sufres es porque has pecado. Como estas explicaciones no le convencen, porque su experiencia las desmiente (los buenos sufren muchos males, mientras que a los impíos todo parece irles bien, o para decirlo con palabras de nuestro protagonista: “Dios destruye igual al culpable y al inocente, se ríe de la angustia del inocente”), Job pide explicaciones a Dios. Al final de un desgarrado diálogo, Dios toma la palabra. Pero Dios no responde a las preguntas de Job.

El Dios que habla con Job desautoriza a los amigos de Job que pretendían justificar a Dios: no han hablado bien de él. Más aún: da la razón a las protestas de Job. Pero este Dios no ofrece una explicación alternativa al mal. Lo que hace es abrumar a Job mostrándole la belleza de lo creado: el mundo, tal como Dios lo ha hecho, no es absurdo, a pesar del mal. Pero el mal sigue ahí. Job termina por reconocer que no sabe nada. Se encuentra ante un misterio. Pero se contenta con el hecho de que Dios le haya hablado. Es un signo de que Dios está con él y se preocupa de él, aunque no le dé explicaciones de su actuación o no actuación frente al mal. Entre otras cosas porque ante el mal no valen las explicaciones ni las teorías; no arreglan nada; sólo vale la solidaridad con el que sufre.


Esta es la lección del libro de Job: Dios se sitúa del lado de quien sufre. El Dios de Job se distancia de los que defendían su honor y elogia al que no ha dejado de protestar y rebelarse. Dios prefiere al hombre sincero más que al adulador religioso. Y si bien el sufrimiento sigue siendo un misterio, no es una experiencia desesperante a partir del momento en que Dios ha revelado su opción a favor del hombre que sufre. Aunque el sentido del sufrimiento siga siendo un misterio, queda muy claro el partido que toma Dios. Por tanto, también debe quedar claro el partido que debemos tomar los “oyentes” de este Dios.





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Martín Gelabert Ballester (Manacor, Baleares, 6 de septiembre de 1948) es un fraile dominico español, doctor en Teología.




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