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LOS SCHAEFFER Y EL PELIGRO DEL NEPOTISMO EN EL MINISTERIO CRISTIANO (3) | Alfonso Ropero


Cuando Frank Schaeffer publicó parte de sus memorias a la edad de 59 años, el
New York Times publicó una reseña de las mismas bajo el epígrafe de El hijo de la realeza evangélica da la espalda y cuenta la historia. ¿A cuento de qué viene eso de la «realeza evangélica»? A un fenómeno muy extendido en el ministerio cristiano estadounidense, que está igualmente presente en el resto del mundo, y que técnicamente se llama nepotismo. Una vieja palabra derivada de nepote, del latín nepōs, «sobrino», y el sufijo –ismo, usada en referencia a la práctica de los papas durante la Edad Media y el Renacimiento de nombrar a sus parientes (la mayoría sobrinos) como cardenales1. La práctica del nepotismo no se quedó reducida a la Iglesia católica y limitada a esa época, al parecer, ha experimentado una mutación y saltado a la mayoría de los ministerios cristianos que, comenzando con un predicador popular, se transformaron en instituciones como mucha influencia y una gran cuenta bancaria. Los mismo ha pasado con las grandes iglesias y mega-iglesias donde la familia acapara todos los puestos directivos. Demasiada plata para distribuirla entre los de afuera.


  Como bien decía Mark Oppenheimer en la reseña mencionada del New York Times, en todos los ámbitos profesionales, existen empresas familiares, pero ninguna se caracteriza más por las dinastías y el nepotismo que la predicación evangélica: Lyman Beecher, Bob Jones, Billy Graham, Jerry Falwell, Oral Roberts, Robert H. Schuller, Jim Bakker, todos sus hijos que se convirtieron en ministros y sucesores2. En estos casos, más que de nepotismo habría que hablar de califato, sistema de gobierno en el cargo y poder se transmite entre los miembros de la familia, llamados precisamente por khalifas, «sucesores».  


No hace falta haber viajado mucho para darse cuenta que el califato o nepotismo es una enfermedad en el mundo evangélico actual. Desde un punto de vista superficial puede parecer de lo más inocente y natural que miembros de la familia pastoral, aparentemente comprometidos con el ministerio, compartan, hereden y sucedan la labor del fundador, el problema es saber si son los más idóneos, o simplemente, son de la familia. Si todo se reduce a los miembros de la familia se cae en el peligro de limitar la visión y la riqueza de otros dones, cualidades y perspectivas que harían ministerio más saludable3. 


Un pastor puede haber sido un gran un líder espiritual, respetado por su congregación a lo largo de los años, y es posible que la designación de su hijo, o nieto, como sucesor no sea la práctica más correcta, pero es una práctica que se ha institucionalizado y extendido en los círculos evangélico. «Iglesias, escuelas, universidades y organizaciones benéficas luchan con esta tentación. Sin embargo, las consecuencias de caer en esta trampa a veces son catastróficas. El ejemplo más reciente y evidente es lo ocurrido en la Universidad Liberty. Jerry Falwell Jr., expresidente, fue obligado a dimitir tras la revelación de una serie de asuntos poco éticos y (presuntamente) inmorales. Aun así, la mayoría de quienes conocen mínimamente la situación saben que se han lanzado advertencias durante varios años. A menudo, sus comentarios, conducta y descuido en redes sociales bastaban para sonrojar incluso a los más incrédulos. Aún más impactante fue la reciente admisión del consejo directivo de que estaban al tanto de los “comentarios cuestionables” y el "comportamiento preocupante" del Sr. Falwell a lo largo de los años. Sin embargo, se le permitió ejercer libremente como rector de la universidad sin que se le conociera ninguna reprimenda durante su mandato»4. Como escribe Brittany Rust, «la sangre no califica ni equipa; la experiencia y el llamado sí». No hay duda que si un hijo u otro familiar es realmente el más calificado y el más adecuado para el puesto, entonces la iglesia es un lugar adecuado. Pero no siempre es así, el nepotismo puede conducir a la pérdida la persona ideal para la continuación y enriquecimiento espiritual del ministerio5.


Según el orden espontáneo, «natural», de las cosas, suponiendo la mejor de la intenciones, y creyendo en la buena voluntad de los interesados, es una gran tentación favorecer a la familia por encima de cualquier otro miembro de la iglesia, con el mismo llamamiento o dones ministeriales, y más cuando la iglesia crece, y el ministerio se vuelve algo reputado, prestigioso, con acceso a las crecientes finanzas de la comunidad. Desde muchas partes del mundo se elevan quejas al respecto. 


En muchas partes de la India, informa Ranjith Reddy, las iglesias está creciendo, el Evangelio transforma muchas vidas, pero, sigilosamente, un gran problema crece dentro de la Iglesia: el nepotismo. «Se supone que la Iglesia es una familia de gracia, donde se elige a las personas para liderar según su llamado, carácter y capacidad. Pero, lamentablemente, en muchas iglesias y organizaciones cristianas, los líderes eligen a sus propios familiares para que ocupen su lugar, incluso cuando otros son más talentosos y fieles. Esto crea un gran problema. Las personas llamadas y capaces son marginadas. No se les da una oportunidad. Se sienten heridas, rechazadas y se van. Y la Iglesia se debilita, se divide y se enfría espiritualmente»6.


En el caso que nos ocupa, el de Frank Schaeffer, este no es el problema, aunque lo fue durante un tiempo. 


«Conocí bien a Jerry Falwell y hablé desde su púlpito dos veces cuando era un joven y nepotista compañero de mi padre, Francis Schaeffer. No es un fenómeno inusual en el mundo evangélico. Muchos negocios de Dios se convierten en negocios familiares, algo así como la versión de la realeza británica y Corea del Norte de pasar la antorcha. A los veintipocos años, me encontré con un público enorme para alguien de esa edad. Estaba allí, no porque me lo hubiera ganado, sino porque mi padre estaba en quimioterapia y no estaba disponible. En ese momento luchaba contra el cáncer, así que me contrataron a mí. En la jerga del mundo evangélico, “el manto me había pasado” y “la mano de Dios estaba claramente sobre mí”. Pasaba tiempo con gente como Jerry Falwell, Pat Robertson y el resto de ese grupo, haciendo cosas que, normalmente, la gente tendría que ser un poco mayor para poder hacer»7.


Un día, Francis hijo decidió que el camino de su padre no sería el suyo. Preguntado por el periodista Jonathon Van Maren, por qué los hijos de los grandes conservadores de la década de 1980 habían decidido, cada uno por sus propias razones, repudiar el legado de sus padres, Frank Schaeffer dio un largo rodeo para responder: «Creo que una de las razones por las que personas como yo hemos cambiado es por dos razones. En primer lugar, obviamente, a medida que envejeces, si has crecido en una familia con un padre poderoso, te verás envuelto en esa familia donde serás una especie de compinche nepotista por un tiempo, tal vez, pero más adelante lo pensarás en términos de lo que tú mismo crees y lo que quieres hacer con tu vida. Creo que es una progresión natural»8.


Cuando se le reprocha que sido muy duro con sus padres en sus memorias, Frank responde con una ilustración personal que conecta varias generaciones en torno a un legado:


«Todos los días cuido de mis nietos Lucy, Jack y Norah. Cuando pongo música clásica y los siento con bolígrafos y lápices en lugar de un iPad, y reorganizo mi vida en torno a ellos, lo que no entienden es que ese es el legado de mi padre y mi madre. Eran personas compasivas que realmente creían en hacer lo que uno decía, y el hecho de haber crecido en un hogar así significa que mis nietos conocen a mi padre cada vez que ven un libro de arte abierto sobre la mesa en lugar de otra pieza de Disney. Y lo que no entienden, ¿sabes?, es que el legado de mi padre es un compromiso con una idea de belleza en la vida que no necesita justificación y tiene un valor intrínseco. Y yo diría que el verdadero legado de mi padre es defender el valor intrínseco y la belleza tanto en las relaciones humanas como en la creatividad. Y, de hecho, la forma en que vivió el Evangelio en la práctica, con un hogar abierto y un verdadero interés por el desconocido. Ese es su verdadero legado»9.




Os Guinness


En una dura reseña de Crazy for God –primer libro autobiográfico de Frank Schaeffer y su familia—, el reconocido escritor y líder del movimiento evangélico Os Guinness, escribió que ningún crítico o enemigo de Francis Schaeffer había hecho más daño a la obra de su vida que su hijo Frank. Con hijos así, no hacen falta enemigos, apostillaba. Guinness convivió con la familia Schaeffer en Suiza, Frank incluido, y hay un punto de su reseña que me parece muy interesante, relacionado con el tema que estamos tratando, y que Guinness señala con un elemento clave en la posterior conducta de Francis Schaeffer Jr., a saber, el nepotismo. 


«En un nivel más profundo, la nefasta influencia de Frank sobre su padre es un ejemplo clásico de cómo los ministerios y organizaciones cristianos pueden verse arruinados al socavar sus propios principios; en este caso, a través del nepotismo y la política familiar. Actualmente, existe una ola de nepotismo que afecta al evangelicalismo en general, por lo que este punto conlleva lecciones más amplias»10.


Guinness comenta que a principios de la década de 1970, cuando consideraba su futuro a largo plazo en L'Abri, Suiza, recuerda haberles preguntado a John Stott y James Houston qué tipo de preguntas debería hacer. Entre otras cosas, ambos coincidieron: «Observa si los Schaeffer realmente dan autoridad a quienes no son familiares, o si los familiares siempre son más iguales que los demás».


Frank nunca ha ocultado esta cuestión, al contrario la ha criticado en todo momento, siempre ha reconocido que en nuestra familia, eran ellos, no los demás colaboradores y miembros de L'Abri, quienes realmente tomaban las decisiones. En su experiencia de L'Abri, Guinness advirtió que «la familia prevalecía sobre todos los demás y Frank prevalecía sobre el resto de la familia. Fue el punto de ruptura para mí y para muchos otros»11.




Frank Schaeffer


El teléfono dejó de sonar

El punto de ruptura para Schaeffer junior fue el salto del cristianismo vivido en el contexto europeo de L'Abri, al del estadounidense, del cual pronto advirtió su pecado capital: la substitución de Cristo por la Biblia, lo cual lleva a la arrogancia y el fanatismo y, por tanto, a la negación del Evangelio. 


«Mi origen cultural —haber crecido en Europa como hijo de Francis Schaeffer— tenía muy poco que ver con el cristianismo blanco, de clase media y derecha estadounidense, al estilo de Jerry Falwell… Me di cuenta de que todo esto me condenaría a moverme en esos círculos para siempre, y francamente, ni siquiera me gustaban los líderes del movimiento. ¡Para mí, todo era una farsa! No me veía pasando el resto de mi vida promoviéndolo… La primera vez que volé en primera clase fue cuando estábamos de gira y millonarios como Richard DeVos, de Amway, pagaban la factura de nuestras películas. Papá y yo nos avergonzábamos por ese tipo de cosas. Entonces, venir de un humilde y pequeño ministerio que, sin importar lo que pienses de la teología, era auténtico, y de repente tropezar con el gran negocio de Dios en Estados Unidos, fue un shock para mi sistema del cual no pude recuperarme»12. 


Frank Schaeffer percibió por propia experiencia y reflexión que lo que motivaba a muchos a considerarse evangélicos no era el mensaje de Cristo, la creencia en un Dios garante y benefactor de la grandeza de Estados Unidos, donde Jesucristo y su mensaje es solo una referencia nominal. Como muchos exvangélicos (una nueva categoría religiosa de la que hablaremos en otra ocasión), Schaeffer se dio cuenta de la imposibilidad de seguir a Cristo en ese contexto religioso enrarecido y politizado por la derecha. David P. Gushee, uno de los mejores teólogos americanos del momento, se sintió obligado a escribir un libro donde narra su experiencia de born-again (nacido de nuevo) en la Southern Baptist, hasta su abandono de la iglesia, desilusionado por el cristianismo-evangélico estadounidense13. O David Platt, pastor en Washington, que considera que el evangelio estadounidense prostituye a Jesús por comodidad, poder, prosperidad y política14.


En su día, Frank Schaeffer se codeó con los famosos entre los evangélicos de la época: el mencionado Jerry Falwell, Pat Robertson, Billy Graham, James Dobson…, todos ellos entusiastas de la derecha religiosa hasta que dijo basta, hasta aquí hemos llegado. El Dios evangélico estadounidense no le interesaba. Adiós. Su salida de aquel ambiente no encontró resistencia, ni reproche, ni controversia. «Eso es característico del mundo evangélico —recuerda—. Si te desvías de su forma de pensar, actúan como si nunca hubieras existido. No hubo confrontaciones, debates ni preguntas serias por parte de los colegas famosos que dejó atrás. El teléfono simplemente deja de sonar»15. Lo demás es historia. Despojado de la versión del cristianismo con la que se crio, comenzó a estudiar la iglesia histórica y se convirtió al cristianismo ortodoxo.


A la pregunta de Charles Mills sobre si su padre pudiera hablar con él ahora, si pudiera mirar a su alrededor y ver su vida y escuchar lo que dice, ver lo que hace y leer lo que escribe, ¿estaría de acuerdo?, Frank respondió:


«No estaría de acuerdo con muchas de mis conclusiones sobre la Biblia. No creo en la “inerrancia de las Escrituras”, como él diría. No creo que sea literalmente cierta. Creo que hay mucho de mitología en ella. Pero a la hora de analizar si quieres pasar el resto de tu vida sirviendo a la clase de maquinaria política de derecha en la que se ha convertido el evangelicalismo, estaría encantado de que me hubiera ido, y se habría horrorizado si me hubiera quedado. Creo que mi padre se cortaría las venas si volviera y descubriera que soy un nuevo Ralph Reed, por ejemplo, dirigiendo algo como el Desayuno Nacional de Oración con Donald Trump e intentando arreglarlo y hacerlo lucir presentable. A mi padre le habría horrorizado. Así que, si la elección hubiera sido seguir el programa tal como se desarrollaba o lanzarme, claramente para cualquiera que lea sus obras no políticas, que eran sobre filosofía, historia y todo lo demás, verían que papá no habría encajado, de ninguna manera, en ese entorno»16.





En la actualidad, Frank Schaeffer está interesado en mostrar el peligro representado por Donald Trump, que, para empezar, ha transformado el cristianismo evangélico en una nueva religión. El movimiento evangélico, tal como lo conoció, e incluso cuando lo rechazó, está muerto, asegura. Mientras el mundo secular sigue preguntando cómo los evangélicos pueden apoyar a una persona como Trump, Frank Schaeffer considera que se está pasando por alto la verdadera pregunta: ¿cómo logró Trump convertir el movimiento en algo tan diferente de lo que era, con votantes que inicialmente se taparon la nariz para elegirlo convirtiéndose en fervientes partidarios?

«Ha integrado a la corriente principal del movimiento evangélico y ha mantenido su mundo de fantasía paranoico más delirante hasta el punto de que creerse el nuevo Rey Ciro». Solo el arrepentimiento puede salvar al evangelicalismo, afirma. Hay quienes, como sus tres hermanas, intentan mantener viva la llama del evangelicalismo reflexivo, pero los moderados se ven superados en número y entusiasmo por quienes han aceptado gradualmente cambios que habrían sido anatema para el movimiento antes de 2016, como separar a los niños de sus padres en la frontera y las críticas públicas de Trump al mando militar, afirma.


Schaeffer considera que el pilar teológico del evangelicalismo, la condenación o la salvación del alma, es la base de sus mutaciones políticas; una idea rígida que puede extrapolarse a prácticamente cualquier atrocidad. Si los perdidos están destinados a arder para siempre, ¿es tan malo que ardan ahora?

«Hay una crudeza ahí que explica por qué se puede ver a una niña llorando en una jaula por su madre, pero bueno, ella está al otro lado de la valla», explica. Esta es la razón por la que le preocupa seriamente que la administración Trump pueda usar armas nucleares. Si el presidente puede, hipotéticamente, disparar a alguien en plena Quinta Avenida sin perder ni un solo votante, argumenta Schaeffer, no se puede esperar que sus partidarios frenen sus impulsos agresivos.


«Creo que si bombardeara Teherán mañana por la mañana, no perdería ni un voto de la secta evangélica. Todos lo verían como la voluntad de Dios, la providencia de Dios, y bueno, tenía que hacerse»17.


La advertencia de Schaeffer a las personas razonables que se identifican como evangélicas, en particular a los jóvenes, es que la etiqueta ha sido cooptada por personas cuya teología o actitudes en materia de conciencia quizás no compartan. Lleva años insistiendo en ese tema. «Quiero que los evangélicos jóvenes sepan que deben recalibrar su lealtad», declaró a Religion News Service en 2014. «Pueden vivir según la Biblia o según Jesús. No pueden hacer ambas cosas».


«Si tomas en serio la enseñanza cristiana de que Jesús es el hijo de Dios, entonces obviamente su vida es la lente a través de la cual lees el resto de las Escrituras y eliges qué hacer y qué no, porque que hay partes de la ley que son pura basura. [Jesús dijo] “La ley dice [haz esto], pero yo digo que no hagas eso, sino esto otro”. Por lo tanto, lee la Biblia esperando editarla, eliminar lo superfluo y ceñirte a lo que encaja con el testimonio de vida, que termina con Jesús diciendo: Perdónalos, porque no saben lo que hacen»18.





Notas

1  Santos Carocci, El nepotismo en la Edad Media: Papas, cardenales y familias nobles. Publicacions de la Universitat de València, 2007.
2  Mark Oppenheimer, Son of Evangelical Royalty Turns His Back, and Tells the Tale, https://www.nytimes.com/2011/08/20/us/20beliefs.html
3  Seth Muse, The Negatives of Nepotism in the Church, https://www.sethmuse.com/the-negatives-of-nepotism-in-the-church/
4  O’Neil K. Russell, The Embarrassing Effects of Christian Nepotism, https://okr4.medium.com/its-a-colossal-problem-in-christianity-500ad9022910
5  Cf. Brittany Rust, A Family Business: Nepotism in the Church, https://www.brittanyrust.com/blog/nepotism-in-the-church
6  Ranjith Reddy M, When the Church Becomes a Family Business: Nepotism and the Leadership Crisis in Indian Christianity, https://medium.com/@ranjithreddym/when-the-church-becomes-a-family-business-nepotism-and-the-leadership-crisis-in-indian-f50b98e7e050
7  Charles Mills, This Is Not My Father’s World, https://www.libertymagazine.org/article/this-is-not-my-fathers-world
8  Jonathon Van Maren, The paradox of Franky Schaeffer, https://thebridgehead.ca/2016/03/10/the-paradox-of-franky-schaeffer/
9  Jonathon Van Maren, The paradox of Franky Schaeffer, https://thebridgehead.ca/2016/03/10/the-paradox-of-franky-schaeffer/
10  Os Guinness, Fathers & Sons: Francis Schaeffer and Frank Schaeffer’s “Crazy for God”, https://www.booksandculture.com/articles/2008/marapr/1.32.html
11  Os Guinness, Fathers & Sons: Francis Schaeffer and Frank Schaeffer’s “Crazy for God”, https://www.booksandculture.com/articles/2008/marapr/1.32.html
12  Charles Mills, This Is Not My Father’s World, https://www.libertymagazine.org/article/this-is-not-my-fathers-world
13  David P. Gushee, Still Christian: Following Jesus Out of American Evangelicalism, Westminster John Knox Press, 2017.
14  David Platt, Don't Hold Back: Leaving Behind the American Gospel to Follow Jesus Fully. Multnomah, 2024.
15  Micah Danney, Frank Schaeffer Is Angry About Abortion And Evangelicals, And He's Getting Louder, https://religionunplugged.com/news/frank-schaeffer-evangelicals-trump-abortion-election
16  Charles Mills, This Is Not My Father’s World, https://www.libertymagazine.org/article/this-is-not-my-fathers-world
17  Micah Danney, Frank Schaeffer Is Angry About Abortion And Evangelicals, And He's Getting Louder, https://religionunplugged.com/news/frank-schaeffer-evangelicals-trump-abortion-election
18  F. Schaeffer, Why I Am an Atheist Who Believes in God. How to give love, create beauty and find peace. CreateSpace Independent Publishing Platform, 2014.





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Alfonso Ropero, historiador y teólogo, es doctor en Filosofía (Sant Alcuin University College, Oxford Term, Inglaterra) y máster en Teología por el CEIBI. Es autor de, entre otros libros, Filosofía y cristianismo, Introducción a la filosofía, Historia general del cristianismo (con John Fletcher), Mártires y perseguidores y La vida del cristiano centrada en Cristo.










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