El caso del Jesús verdadero, Lee Strobel. Vida, 2008
Lee Strobel es un autor conocido en el ámbito cristiano debido a sus libros que siguen un mismo formato y propósito. Así este antiguo editor jurídico del Chicago Tribune tras su repentina conversión se propuso ahondar más en su fe, en la credibilidad y fortaleza de la misma.
Impresionado por el cambio en la vida de su esposa, tras aceptar esta el cristianismo, inició su propia búsqueda personal y acabo encontrándose, al igual que su mujer, con Cristo. Pero debido a su formación centrada en el periodismo y enfocada en el ámbito jurídico decidió comenzar una segunda fase en esta búsqueda. Antes lo había realizado desde una perspectiva ajena a la fe, ahora desde la misma, pero con iguales inquietudes y preguntas.
Strobel había conocido personalmente a su Salvador, pero necesitaba contestar una gran cantidad de cuestiones que aún quedaban en el aire. Por ello se embarcó en toda una serie de viajes que lo llevarían a realizar entrevistas a los más destacados especialistas en los diversos campos de la teología. Quería conocer las bases históricas del cristianismo, la credibilidad del mismo y, en fin, saber si el mismo era intelectualmente sostenible o entraba a formar parte, una más, de las miríadas de grupos religiosos y religiones a nivel mundial.
La presente obra se enmarca en esta búsqueda y pretende descubrir al Jesús verdadero. Ante la inmensa cantidad de información que circula por la red, ante el enorme volumen de libros que salen anualmente sobre Jesús y que presentan a esta figura de forma tan contrapuesta, Strobel decidió arreglar toda una serie de entrevista con determinados especialistas reconocidos internacionalmente. Como si de un caso judicial se tratara quería indagar en las evidencias a favor y en contra de los perfiles más comunes en torno a Jesús y si se podía conocer, entre tantas que aparecen por doquier, la verdadera figura histórica de Jesús.
Un segundo paso era, una vez logrado lo anterior, si este Jesús histórico encajaba o no con los documentos cristianos que son conocidos como los Evangelios. Si la respuesta fuera afirmativa también respondería a la cuestión esencial, y que ha pasado a ser una frase técnica en el mundo de la teología, como es la relación entre el “Jesús histórico y el Cristo de la fe”. ¿Se han de dividir ambos? ¿Acaso Jesús es el nombre que obedece al hombre puramente humano que anduvo en el siglo I en Palestina y Cristo la designación dada al constructo imaginario de alguien que realizaba milagros y que resucitó?
Para contestar a todo lo anterior Strobel articula su libro en una introducción, seis capítulos, una conclusión y dos apéndices.
La introducción está dedicada precisamente a exponer lo caótico del panorama, a todos los niveles, en relación a Jesús.
Resalta la importancia de las creencias y como una creencia errada puede llevar a la tragedia más terrible como fue lo que ocurrió con el autoproclamado mesías Jim Jones. Por ello es esencial basarlas sobre la realidad, sobre la verdad, aunque la cuestión esencial en sobre quién se han levantado precisamente estas creencias.
Las opiniones sobre quién fue Jesús oscilan en un amplio abanico y así pueden ir desde la idea de que era un personaje mítico, un predicador apocalíptico, un místico, alguien que padecía un serio desequilibrio mental y, en conclusión, parece que cada cual encuentra al Jesús que desea buscar. Como consecuencia hay un Jesús creado a la imagen y semejanza de cada persona. En mitad de este desconcierto tiene sentido y es urgente llevar a cabo la búsqueda del Jesús verdadero.
Con esto en mente a lo largo de este libro el autor plantea seis cuestiones que harán las veces de respectivos capítulos los cuales denominará desafíos. Tal y como Strobel define los capítulos tenemos:
Primer desafío. Los eruditos están sacando a la luz un Jesús radicalmente distinto, a partir de documentos antiguos tan creíbles como los cuatro evangelios.
Segundo desafío. El retrato bíblico de Jesús no es digno de confianza, puesto que lo alteró el texto.
Tercer desafío. La resurrección de Jesús ha sido refutada por nuevas explicaciones de los hechos.
Cuarto desafío. El cristianismo adoptó sus creencias acerca de Jesús de las religiones paganas.
Quinto desafío. Jesús fue un impostor que no cumplió las profecías mesiánicas.
Sexto desafío. Las personas deberían ser libres para decidir lo que quieren creer acerca de Jesús.
Para dar razón del primer desafío el autor entrevistará a Craig Evans.
La situación actual, que parece haber encontrado amplio consenso, es que los evangelios canónicos no son los únicos que hay que tener presentes a la hora de considerar la figura de Jesús. Descubrimientos como los de Nag Hammadi y la repercusión de la publicación del evangelio de Judas parecerían hablar en favor de esta posición. Estos textos son de tipo gnóstico lo que también pondría de manifiesto que en origen el cristianismo primitivo era plural de tal forma que es mucho más correcto hablar de cristianismos y no de un único cristianismo. El cristianismo que conocemos se debió sencillamente a que fue este el que venció ante los otros rivales.
Strobel entrevistará a Evans, reconocido especialista mundial en esta materia, y en el curso de la misma pondrá de manifiesto la falacia de retrotraer unos textos claramente posteriores para hacerlos coincidir con los más antiguos como son los evangelios canónicos. A la cuestión de si estos poseen igual fiabilidad que los sinópticos y Juan, Evans contestará con un rotundo no. Son textos tardíos, pertenecientes a una herejía como era el gnosticismo y que retratan a un Jesús deformado y alejado del histórico.
Este primer desafío finalizará con la cuestión de la identidad de Jesús, cómo él se veía a sí mismo. ¿Estamos ante una alteración de la comunidad primitiva que le colocó artificialmente una identidad mesiánica y divina o por el contrario Jesús tuvo esta autoconciencia desde el principio? Evans vuelve a decantarse por la información que tenemos en los evangelios la cual considera del todo fiable. No se trata de una fe postpascual, sino del hecho de que Jesús fue ajusticiado por blasfemo, porque siendo hombre se hacía igual a Dios y por medio de la resurrección demostró que sus palabras eran ciertas.
El segundo desafío tendrá como protagonista a Daniel B. Wallace. Strobel entrevistará a este especialista en crítica textual que en todo momento tendrá muy presente la opinión de alguien que ha tenido una gran repercusión por la numerosa venta de sus libros, se trata de Bart Erhman.
Erhman ha sostenido que el texto bíblico que tenemos al presente no es fiable. Su transmisión está llena de errores, alteraciones y corrupciones, además de ser el resultado de toda una labor de invención sobre el Cristo de la fe.
Strobel preguntará a Wallace en relación a cada una de estas cuestiones.
En primer lugar pondrá en claro cuál es su idea de inspiración e inerrancia junto a qué son exactamente los evangelios. Estos son resúmenes de lo más significativo de la vida de Jesús y están redactados desde una determinada perspectiva. Es cierto que existen discrepancias en los mismos, pero ello son evidencia de autenticidad tal y como apunta Wallace. Lo contrario sería una demostración de que se copiaron mutuamente y no se trataría en absoluto de escritos de testigos oculares.
Wallace resaltará la enorme cantidad de manuscritos bíblicos existentes además de las citas de los Padres de la iglesia. Esto no tiene parangón en la historia. La comparación científica de los mismos nos permite tener un texto del Nuevo Testamento del todo fiable. La inmensa mayoría de las variantes textuales son insignificantes y ninguna doctrina básica de las Escrituras está en discusión por las mismas.
El tercer desafío se divide en dos partes debido a su extensión. El entrevistado será Michael Licona, un especialista en relación a la resurrección.
Licona pasó por una crisis de fe que lo llevó al borde de abandonar el cristianismo. Pero una vez superada tomó renovadas fuerzas y su convicción de la realidad del cristianismo se consolidó, todo lo contrario a Erhman.
En el libro llamado The Case for the resurretion of Jesus, que escribió junto a Gary Habermas, basaron su defensa de la resurrección de Jesús en cinco hechos mínimos que la gran mayoría de especialistas, creyentes o no, aceptan como verdaderos:
Hecho primero: Jesús fue ejecutado por medio de la crucifixión.
Hecho segundo: Los discípulos de Jesús, creyeron que este resucitó y se les apareció.
Hecho tercero: La conversión de Pablo, el perseguidor de la iglesia.
Hecho cuarto: La conversión del escéptico Santiago, hermano de Jesús.
Hecho quinto: El sepulcro de Jesús quedó vacío.
Licona pasa a considerar el significado de estos hechos mínimos aceptados y cómo los mismos encajan con la fe original de los primeros cristianos: Jesús ha resucitado y nosotros lo hemos visto.
La segunda parte del tercer desafío la dedica Strobel a exponerle a Licona todas aquellas teorías alternativas que han surgido en relación a la resurrección de Jesús.
La primera se relaciona por la defendida por el Islam la cual sostiene que Jesús no murió, sino que en el último momento Alá sustituyó al verdadero Jesús en la cruz.
Después Licona pasa a considerar la de Baigent (Jesús no murió sino que se desvaneció en la cruz y después se recuperó de sus heridas) y la postura del historiador y filósofo Richard Carrier en relación a Pablo. Para Carrier Pablo tuvo la visión del resucitado como resultado de una gran conciencia de culpa y así no fue algo real, sino inducido psicológicamente.
La siguiente teoría viene representada por Marcus Borg. ¿Se trató de una resurrección física o de tipo espiritual?
Por supuesto no falta la idea de la alucinación que ya se atribuyó a Pablo, pero ahora se hace extensión a todo el grupo de cristianos primitivos que dijeron ver al resucitado, o la hipótesis de la reubicación del cuerpo defendida por Tabor y Jeffery Lowder (el cuerpo de Jesús fue traslado durante la noche a otro sepulcro y así la tumba original habría quedado vacía).
La última cuestión que Strobel le presenta a Licona es sobre el conocido documental que realizó Jacobovici en donde afirmaba que el sepulcro encontrado en Talpiot contenía los restos de Jesús y su familia.
Vez tras vez Licona pone de manifiesto las incoherencias e inconsistencias de todas estas hipótesis alternativas y pone en evidencia que ninguna de ellas es la mejor explicación que da razón de todos los hechos. Realmente la posición que explica todo lo que sucedió con la proclamación del sepulcro vacío y la resurrección de Jesús es que realmente se apareció vivo y corporalmente.
El cuarto desafío lo dedica Strobel a entrevistar al Dr. Edwin Yamauchi.
Hay una idea generalizada en relación al cristianismo y es que este en realidad es el resultado de todo un plagio de religiones anteriores. Así en origen habría tomado de los relatos de Osiris, Dionisio, Adonis, Atis, Mitra y tantos otros salvadores de cultos paganos para adaptarlos y proveerles un nuevo enfoque y colorido. Un libro destacado en este sentido fue Los Misterios de Jesús que en 1999 fue galardonado como Libro del Año por el Daily Telegraph de Londres.
Yamauchi es considerado como un erudito entre eruditos lo que hace que su autoridad sea reconocida a nivel mundial. De esta forma realiza un recorrido poniendo de manifiesto qué eran las religiones de misterio y explicando la disciplina académica que buscó en ellas paralelos para aplicarlos a las Escrituras como fue la Escuela de la Historia de las Religiones que tuvo su edad dorada a finales del siglo XIX e inicios del XX. En distintos apartados Yamauchi se dedicará a comparar de forma detenida el mitraísmo con Jesús. De manera mucho más escueta hará lo propio con Dionisio, Adonis y otros. Las conclusiones a las que llega es que ninguno de estos cultos sirve como paralelo aceptable para el cristianismo. Existen marcadas diferentes en los relatos sobre la resurrección y nacimientos virginales siendo algunos de ellos claramente posteriores al cristianismo. Por ello, ante esto último la conclusión es clara y en base a la cronología habría sido del cristianismo del que tomaron estos cultos paganos.
Para el quinto desafío el autor se reúne con el Dr. Michael L. Brown.
Brown tuvo una adolescencia marcada por las drogas a pesar de ser hijo de un magistrado del Tribunal supremo de Nueva York. Su familia era judía pero mantenía una indiferencia religiosa la cual también era compartida por el joven Brown. Todo comenzó a cambiar cuando dos miembros de su grupo de rock, él era el batería, comenzaron a asistir a una iglesia al estar interesados en dos muchachas creyentes. De esta forma Brown molesto por el cambio que estaba viendo en las vidas de sus compañeros también comenzó a frecuentar esta iglesia. Poco a poco fue convenciéndose de la realidad de su estado de pecador y perdido, pero el punto de inflexión se produjo cuando respondió sin convicción a la llamada del pastor para recibir a Cristo. Estando al frente se percató de que cuando comenzaba a repetir las palabras que el pastor le marcaba las iba creyendo a medida que las decía. Se había convertido verdaderamente y su vida dio un vuelco radical. Fue a partir de entonces cuando se interesó por el judaísmo, por las raíces judías del cristianismo y de cómo Jesús cumplió las profecías que aludían a su persona. Llegó a ser un experto en este tema.
De esta forma Strobel toca en este quinto desafío la acusación de que Jesús fue un impostor, que en absoluto cumplió las profecías mesiánicas. Por medio del habitual uso de preguntas el autor le expondrá a Brown si Jesús cumplió las expectativas mesiánicas, si la figura del Siervo sufriente encaja con lo que vivió Jesús al igual que la creencia en que este mesías sería tanto sacerdote como rey. Brown es categórico, sí, Jesús lo cumplió y o es él o no hay nadie que pueda serlo.
Pero hay otro rasgo esencial y es el de la divinidad. Jesús fue adorado y exaltado algo que solo le correspondía a Dios. Él se sintió identificado con el Hijo del Hombre en clara alusión a Daniel 7 lo que una vez más pone de manifiesto su divinidad. Isaías es considerado como el quinto evangelista y Brown pone de manifiesto lo acertada de esta designación.
El sexto y último desafío tratará sobre la idea de que las personas deben ser libres para creer a su manera y por ello de hacerse un Jesús a medida. Strobel se reunirá con el Dr. Paul Copan para tratar sobre ello.
Copan es doctor en filosofía y a la primera cuestión a la que se enfrenta es a la idea tan universal de que todo es relativo. Es un lema en la actual época postmoderna y es considerado como un derecho al que nadie debe renunciar. Este relativismo se expresa de diversas formas y así existe el relativismo religioso, el moral y el histórico. Copan se dedica a mostrar la incoherencia interna que tiene el propio relativismo para derrumbarlo (si todo es relativo, el relativismo es por esta misma lógica también relativo y por ello se desmonta a sí mismo). Con ello en mente Strobel dirige la entrevista a que Copan se acerque a la declaración que Pilato le hizo a Jesús, “¿Qué es la verdad?”
Copan no tiene dudas, la verdad es lo real y lo real puede ser llevado a la práctica. De esta forma la verdad lleva en sí misma el componente de coherencia que hace que las creencias que se sostienen sobre ella sean verdaderas.
Jesús dijo ser él mismo la Verdad y ello fue posible porque traía una revelación de Dios, del Padre. Esta revelación que no proviene de ningún ser humano es la que puede ser catalogada como verdadera ya que excluye cualquier relativismo, falsedad e incoherencia y hace que las personas tengan que responder ante ella.
Los sentimientos son engañosos mientras que la conciencia apunta precisamente a una realidad, una revelación fuera de nosotros (algo que el autor denomina como el “factor ‘puaf’”, que es cuando la conciencia reacciona con repugnancia hacia un mal moral realizado).
Copan está conforme a que la verdad puede estar presente en otras religiones o creencias ajenas al cristianismo. La verdad es verdad allí en donde se encuentre, pero niega que fuera de Jesús se pueda hallar la verdad en sentido absoluto. Por ello no se trata de hacer un Jesús a nuestra medida, sino de llegarnos a las Escrituras y aceptar lo que él dijo y actuar en consecuencia.
Copan también está de acuerdo, como hacía Licona, en que la resurrección es la que mejor posición ya que responde a todos los hechos y por ello tener un relativismo histórico de entrada es un error. Jesús es un personaje histórico y existen criterios para aplicar a las fuentes (el criterio de lo bochornoso es muy significativo ya que la misma crucifixión se trató de un acto de gran humillación y de no ser cierta jamás habría sido inventada por sus seguidores).
Finalmente, Copan pondrá de manifiesto que mucho de esta llamada nueva tolerancia tiene poco de ello ya que un buen número de los que la sostienen hacen gala de gran arrogancia y exclusividad en sus pensamientos. La auténtica tolerancia es la que les da derecho a otros a no estar de acuerdo.
Una de las primeras víctimas del relativismo moral ha sido la idea de pecado y de pecador. Por ello, dice Strobel que le “Pregunté a Copan: ‘Si ya no existe el pecado, parece evidente que no necesitamos, entonces, un Salvador como el Jesús de la Biblia, ¿no?’”. Copan es muy claro en su respuesta: “Uno de los problemas del relativismo es que niega que haya ningún modelo moral al que apuntar…”.
Por ello es que la idea de pecado y de pecador son conceptos imprescindibles que lleva aparejada la idea de redención cristiana. Esta redención solo se entiende desde la enorme gravedad del pecado.
La conclusión la dedicará Strobel a hacer una recopilación de todo lo expuesto anteriormente. Lo último del libro son dos apéndices. El A es un resumen de las pruebas presentadas en el Caso de Cristo; el B se trata de páginas web útiles para encontrar información sobre el verdadero Jesús.
Lee Strobel en ningún momento se niega a realizar preguntas difíciles o que podríamos catalogar de delicadas. Por el contrario presenta aquellos argumentos y ataques más contundentes de los especialistas que socavan la veracidad bíblica y por extensión de Jesús. Desde su posición de periodista especializado en derecho presenta cada entrevista como si de un caso judicial se tratara. Pretende encontrar los argumentos a favor y en contra de cada desafío y que sea el peso de estos mismos argumentos los que dictaminen el veredicto final. Por ello es totalmente destacable el intento de ser objetivo con los hechos, con la prueba de la evidencia.
Es cierto que Strobel en otros libros “peca” de ser demasiado apologista, esto es que toca algunos temas con una brocha demasiado gruesa sin percatarse de que es necesario ahondar más en ellos, de que tienen más aristas de las que presenta. Pero este libro se beneficia de que los expertos que son consultados son de una solvencia y un nivel académico sobradamente reconocido.
Por ello, se trata de un libro recomendable para todos aquellos que quieran comprobar cómo su fe cristiana posee fundamentos históricos y para aquellos tantos otros que solo han escuchado que el cristianismo es producto de supercherías o de mentes poco menos que desequilibradas.
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Alfonso Pérez Ranchal es Diplomado en Teología Pastoral por el CEIBI (Centro de Investigaciones Bíblicas), Licenciado en Teología y Biblia por la Global University y profesor del CEIBI. Vive en Cádiz. Es autor del libro La vida, la muerte y el más allá a través de la Biblia de la editorial CLIE.
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