“En este sentido, no se trata de qué es capaz de curar más: el camino espiritual, el medicamento o la psicoterapia. Los tres caminos juntos son capaces de ayudar a la persona depresiva y contribuir a su curación, apoyándose y reforzándose recíprocamente". Anselm Grün
Caminos a través de la depresión. Impulsos espirituales de Anselm Grün. Herder Editorial, 2008, 217 páginas.
El número de personas que
padecen depresión es muy elevado. Algunos lo consideran como una especie de
pandemia. Las causas son variadas, desde las exigencias de esta vida, ya sean a
nivel familiar, social o laboral, hasta el fracaso de nuestras propias
expectativas. «No siempre podemos ser el mejor, el más bello, el más
inteligente. Tenemos que reconciliarnos con nuestra mediocridad» (p. 9).
El sufrimiento, por supuesto,
es fuente de depresiones y más en sociedades en donde parece que se exige la
felicidad, el rendimiento y el éxito en la vida. De esta forma, si el
sufrimiento es expulsado como parte de nuestro existir, el mismo se patologiza.
A esto también contribuye la decadencia de la familia y el aumento de la
movilidad hace que se pierdan las propias raíces, apareciendo un desarraigo que
se traduce en una depresión como grito de auxilio por lo que se está viviendo
interiormente.
Curiosamente, a pesar del
número creciente y numeroso de los enfermos depresivos, esta enfermedad todavía
sigue siendo tratada como un tabú y se evita hablar de ella en público. Es más
fácil hablar de un cáncer que de la propia desesperación y, sin embargo, puede
llegar a cualquier persona.
El autor pretende con estas
páginas presentar el manejo espiritual de las depresiones ya que a pesar del
gran número de publicaciones existentes, su tratamiento espiritual no ha
recibido apenas espacio. Casi todo se enfoca desde el aspecto
psicológico-psiquiátrico. Grün toma como punto de partida la Biblia, pero
también se llega a la tradición de los padres del desierto que vivieron en el
siglo IV, ya que la tristeza y el desánimo fueron especialmente abordados por
ellos. Sin dejar de lado lo que ya se conoce desde el ámbito psiquiátrico y
psicológico, el autor presentará casos precisamente extraídos de las Escrituras
y los padres del desierto, como ya se ha apuntado.
Al presente las depresiones se
suelen catalogar de leves, moderadas y graves. Los fármacos suelen ser una
medida poderosa y recomendable en los casos en los que se necesitan, por lo que
se deben dejar atrás las objeciones en cuanto a su utilización. Ruedi Josuran,
periodista suizo, decía frente a los que objetaban el uso de los fármacos que:
«en cualquier caso eso solo pueden pregonarlo sin reparos a son de trompeta las
personas que jamás han sido aquejadas por la depresión. Si veo que alguien se
está ahogando, correré en el acto a echarle un salvavidas, sin analizar primero
por qué se cayó al agua» (citado en la p. 14).
Anselm Grün
Aunque este libro se enfoca en el aspecto espiritual, el consejero o psicoterapeuta debe saber cuándo a una persona se la debe enviar al especialista. El ámbito espiritual puede ayudar a superar una depresión, pero esto en absoluto excluye la ayuda farmacológica y psiquiátrica, de hecho si bien es cierto también que la oración tiene poder curativo, en otras ocasiones no basta y la persona creyente suele hundirse todavía más en la desesperación. Las ayudas psiquiátricas y psicológicas son imprescindibles para unirlas a la ayuda espiritual.
Llegados a este punto debemos
describir qué es una vivencia depresiva:
«... es carencia de alegría, carencia de interés y energía, carencia de
valor y decisión, carencia de sentimientos y relaciones» (Josuran, Hoeche y
Hell, p. 26, citados en la p.16 del libro)
Hay dos peligros a evitar en
relación a la depresión, siendo el primero enfocarlo todo a una causa remota,
esto es en el pasado, para centrarse allí e intentar reelaborarlo. De esta
forma, ya que la persona considera este pasado como algo negativo, puede
quedarse encallada allí sin más perspectiva que esa. El otro peligro es
considerarla únicamente desde sus síntomas, por ejemplo, insomnio o falta de
apetito, sin considerar que estos precisamente no son nada más que síntomas de
algo que no anda bien y que nos remite a ello. Esto hace que no se pueda
manejar la depresión y que se pierda la oportunidad de comprenderla y así
aprender de ella e integrarla en nuestro camino vital. Dicho lo cual, en
algunos casos la depresión se cura -entendiendo con ello que desaparece- pero
hay que tener presente que en otras ocasiones no, por lo que debemos trabajar
con ella, manejarla, y así podremos entenderla y entendernos, con lo cual la
integramos como parte de nosotros. Esto último también significará que pierde
gran parte de su poder, siendo un recordatorio constante de que nuestra vida
debe sostenerse en el amor de Dios que nunca nos abandona.
El autor divide su libro en
veinte capítulos, todos ellos con títulos realmente descriptivos, muy bien escogidos, tanto que
con únicamente leerlos el lector sabe perfectamente cuál va a ser su contenido.
A continuación coloco los mismos.
1. No soportarse a sí mismo
2. Bloqueo psíquico y físico
3. Ciego ante el mundo que nos
rodea
4. Huida del duelo
5. Insatisfacción con uno
mismo
6. Agotamiento por las penas
7. Depresión por aflicciones
8. Demasiado sensible para
este mundo
9. Asco ante la vida
10. Afortunado y, sin embargo,
depresivo
11. Empantanado en el diálogo
interior negativo
12. No se encuentra la salida
de los viejos esquemas
13. Búsqueda en uno mismo de
la culpa de todo
14. Incapacidad para encarar
la vida
15. Dependencia de los deseos
insatisfechos
16. Paralización interior por
la pérdida sufrida
17. No se encuentra la paz
18. Desilusión porque la
depresión reaparece
19. Anhelo de intimidad y
profundidad
20. Caminando a través de la
"noche oscura del alma"
Particularmente pienso que
estamos ante un libro imprescindible sobre esta temática. Con un enfoque que
une tanto la espiritualidad como la realidad, las Escrituras con lo que se
conoce de la psicología y psiquiatría moderna, el autor nos va llevando por
diferentes causas de depresión y cómo pueden ser tratadas. Es un libro escrito
desde la fe, pero una fe que no esconde la dura realidad de esta enfermedad, no
pretende esquivarla o darle una apresurada y simplista respuesta por muy
piadosa que pueda parecer. Por supuesto, el lector ya se habrá percatado que
Grün es contrario a esa otra posición que considera que un creyente no puede
caer en una depresión. Esto es una mentira muy dañina que todavía se escucha de
vez en cuando. Cuando me golpeo fuertemente una pierna, me duele; si me la rompo, acudo al
médico. Igualmente si alguna situación me golpea, mi alma se duele; si es muy fuerte, me la puede
romper y necesitar ayuda especializada. Ya está bien de tanto ministro que
interpreta determinados versículos de manera tan errónea que solo puede
convencer a los que forman parte de su rebaño.
En conclusión, Caminos a través de la depresión de
Anselm Grün merece con mucho tener un hueco en nuestra biblioteca.
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Alfonso Pérez Ranchal es Diplomado en Teología Pastoral por el CEIBI (Centro de Investigaciones Bíblicas), Licenciado en Teología y Biblia por la Global University y profesor del CEIBI. Vive en Cádiz.
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