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Pedro Casaldáliga, un profeta no muere, solo duerme, y sus palabras viven para siempre… - Por José Carlos Enríquez

  

Su legado muestra el poder transformador de la caridad y el estilo de vida de los cristianos.

La Prelatura de San Félix de Araguaia (Mato Grosso, Brasil), la Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María (Claretianos) y la Orden de San Agustín (Agustinos) anuncian la muerte de Monseñor Pedro Casaldáliga Pla, CMF, Obispo Emérito de la Prelatura de San Félix de Araguaia (Mato Grosso) y Misionero Claretiano, que falleció en este 8 de agosto de 2020 a las 9:40 a.m. (hora de Brasilia), en la ciudad de Batatais, estado de São Paulo, Brasil.

Esta es la historia de Pedro Casaldáliga, el hombre que creyó contra todas las posibilidades, que Dios podía hacer grandes cosas entre los rechazados e ignorados de la sociedad.

Nacido en una familia de campesinos de Balsareny (Barcelona, Catalunya) el 16 de febrero de 1928, Casaldáliga se ha caracterizado por su defensa de los derechos de los pobres y los indígenas. Estudió en el seminario de Vic (Catalunya) y en 1952 fue ordenado sacerdote claretiano. En 1968 ya estaba en el Estado brasileño de Matto Grosso y tres años después era consagrado obispo de São Félix do Araguaia, un territorio de 150 000 kilómetros cuadrados y una de las mayores reservas indígenas del país. Nunca volvió a España, ni siquiera para el entierro de su madre. Tampoco cumplió con la visita ad limina que cada cinco años deben realizar los obispos a Roma para rendir cuentas al Papa. «Soy un pobre, y los pobres no viajan», se disculpó siempre.



Pedro se ordenó sacerdote en 1952. Tenía 24 años, y su trayectoria, hasta el salto a Brasil en 1968, estuvo ya animada por los aires de innovación, libertad y compromiso que cuajaron con ‘gaudium et spes’ en el Concilio Vaticano. Fueron 15 años como animador, conferenciante, director espiritual, servidor de los jóvenes, los trabajadores, los inmigrantes, los más pobres en Sabadell, luego en Guinea Ecuatorial y después comprometido con las gentes de la periferia y sus problemas. Llamado a Madrid para dirigir con Mino Cerezo y Teófilo Cabestrero la revista Iris de Paz (rebautizada por ellos como Revista de testimonio y Esperanza), no ceja en impulsar iniciativas culturales y movimientos sociales, y, cuando llega el momento, se alinea con la tendencia más innovadora en el capítulo general que la Congregación Claretiana celebró para aplicar la renovación impulsada por el Vaticano II, lo que le valió el apodo del Che de la Sierra Maestra claretiana.

Su ida al Mato Grosso del Brasil fue un viaje sin retorno. Pedro quemó las naves. Nunca más volvió a España este catalán nacido en Balsareny el 16 de febrero de 1928. Ni siquiera cuando murió su madre.



 Muchas veces reclamaba a  los obispos españoles «no se callen» y demanden de Roma «sentido común, justicia y humana fraternidad». Los misioneros con problemas por defender a los pobres siempre acuden a una famosa frase con que Dom Hélder Câmara, el carismático obispo de Recife (Brasil), desarmaba a sus críticos en Roma«Si doy limosna a un pobre me llaman santo, si pregunto por qué los pobres no tienen qué comer me llaman comunista». Pere Casaldáliga lo dice de esta otra manera«Si decimos a los curas y a los laicos que hay que ayudar a los pobres, ¿cómo explicar que un obispo no es el primero en hacerlo?».

En el año  2003 la Santa Sede decidió jubilar al obispo de los pobres, así como apartarlo de su diócesis, pero Casaldàliga se negó a abandonar su casa y su comunidad después de 34 años viviendo allí. «Los pueblos indígenas han crecido en número y en conciencia. Saben reivindicar y muchos han reconquistado sus tierras después de mucha lucha», afirmaba en cierta ocasión Casaldàliga, que desde la llamada iglesia de los pobres ha contribuido a aumentar la autoestima y el diálogo con tribus indígenas como la Tapirapé o la Kuruaya, «que estaban destinadas a extinguirse», según la fundación Araguaia. 



Pere Casaldàliga contribuyó a la creación de la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT) y el Consejo Indigenista Misionero (CIM), dos organismos dedicados, respectivamente, a la defensa de los derechos de los campesinos y de los indígenas. En los últimos años, gracias a la creación del CIM los indígenas además de seguir en sus tierras se organizan para superar los desafíos que se les presentan. Los pueblos indígenas han logrado grandes avances en el campo de la educación y la mayoría de las comunidades tienen una escuela», explica el CIM. En este contexto, Pere Casaldàliga ha defendido siempre a los pequeños campesinos y ha ofrecido apoyo a la ocupación de tierras y a la resistencia frente a las multinacionales y las empresas agrícolas que practican métodos abusivos.

Casaldáliga era un gran profeta y un verdadero Amigo de Dios. Si queremos ser amigos de Jesús tenemos que ir con Él a la cruz. La amistad con Dios es un camino de dolor, pero también de gloria.  La amistad con los pobres nos hace amigos del Rey eterno. El amor de esa pobreza nos hace reyes aun en la tierra, y reyes no ya de la tierra, sino del cielo. Lo cual se ve, porque el reino de los cielos está prometido después para los pobres, a los que padecen tribulaciones, y está prometido ya en el presente por la Verdad inmutable, que dice: «Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos». No olvidemos que para los discípulos de Cristo, la pobreza es ante todo vocación para seguir a Jesús pobre. Es un caminar detrás de él y con él, un camino que lleva a la felicidad del reino de los cielos (cf. Mt 5,3; Lc 6,20). La única forma de predicar la cruz al pueblo crucificado es convertirse en uno de los crucificados.



 La libertad está muy unida a la pobreza. No se es verdaderamente libre con mucha riqueza. Siendo pobre me siento más libre de todo y para todo. Mi lema fue: ser libre para ser pobre y ser pobre para poder ser libre. Lo expresaba muy claramente en sus versos,

Pobreza evangélica:

No tener nada.

No llevar nada.

No poder nada.

No pedir nada,

Y, de pasada,

No matar nada; no callar nada.

Solamente el Evangelio, como una faca afilada,

Y el llanto y la risa en la mirada,

y la mano extendida y apretada,

y la vida, a caballo, dada.

Y este sol y estos ríos y esta tierra comprada,

para testigos de la Revolución ya estallada.

¡Y mais nada!




Fuente: 

http://josecarlosenriquez.es/religion/pedro-casaldaliga-un-profeta-no-muere-solo-duerme-y-sus-palabras-viven-para-siempre/

Reproducido con permiso.



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