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Domingo de Ramos: un mesianismo al revés- Por Jesús Espeja



1. Con sus parábolas y sobre todo con conducta Jesús transmitió una buena noticia: Dios es Presencia de amor en que todos respiramos y existimos; nuestra vocación es vivir relacionándonos en el amor como hermanos. La gente sencilla que esperaban de Dios el consuelo y la liberación, encontraron un respiro en ese Evangelio. Pero los instalados social y religiosamente no aceptaban la propuesta y se confabularos para eliminar al Profeta. Las dos posiciones se ven reflejadas en las lecturas de este domingo de ramos. Según el relato evangélico que leemos de entrada, la gente sencilla espera la llegada de Jesús a Jerusalén para recibirlo con alegría y aclamarlo como el Mesías. Pero luego leemos el relato de la pasión: dentro de la ciudad santa los arrogantes poderosos traman como apresar y condenar a Jesús.


Según el relato evangélico que leemos de entrada, la gente sencilla espera la llegada de Jesús a Jerusalén para recibirlo con alegría y aclamarlo como el Mesías. Pero luego leemos el relato de la pasión: dentro de la ciudad santa los arrogantes poderosos traman como apresar y condenar a Jesús.




2. Muchos judíos de aquel tiempo soñaban con la llegada de un mesías caudillo que con su poder liberaría política y económicamente al pueblo judío para que dominara sin más a todas las naciones. La conducta de Jesús que andaba con los legalmente impuros, que comía con los pobres, que defendía la dignidad de los leprosos y de la mujer aunque sea prostituta o adúltera, traía un mesianismo al revés. Amar a los enemigos, devolver bien por mal, entregar la propia vida por amor a los demás, era una locura, un insulto contra el Todopoderoso. Aunque según el letrero de la cruz, Jesús fue condenado por rebeldía política, el motivo de la condena fue religioso; su forma de actuar iba contra la imagen de la divinidad que tenían algunas autoridades religiosas. Jesús debía ser condenado por blasfemo.






La conducta de Jesús que andaba con los legalmente impuros, que comía con los pobres, que defendía la dignidad de los leprosos y de la mujer aunque sea prostituta o adúltera, traía un mesianismo al revés.


3. A lo largo de la historia una y otra vez surgen mesianismos a primera vista deslumbrantes. En economía, en política y en religión. Fácilmente sacralizamos al dinero en nuestras relaciones con los demás, a personas o grupos en la gestión política o en el ámbito religioso. Aunque los profetas de Israel denunciaron la perversidad del imperialismo y la conducta de Jesús tira por tierra todos los falsos mesianismos, una y otra vez caemos en la tentación. Estamos viendo cómo en la gestión política e incluso dentro de la misma Iglesia, la fiebre posesiva nos carcome, la idolatría del dinero y del poder nos atrapa, y el individualismo prevalece con detrimento para el bien común y la fraternidad sin discriminaciones.



Una tentación fácil en nuestra sociedad donde se pierde la dimensión trascendente que nos constituye y nos agarramos a los asideros que salen al camino aunque, al llegar el peligro, nos dejen al aire. 



Fuente: Religión Digital | Edición: Pensamiento Protestante 





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