Málaga,
a 3 de julio de 2020
Carta abierta
dirigida a la Sociedad Bíblica (Luis Fajardo) y a los ponentes Ricardo
Moraleja, José Herrero y José Luis Andavert.
REFERENCIA:
MESA REDONDA ONLINE 29.06.2020 “EL ARTE DE TRADUCIR LA BIBLIA”.
Buenos
días, permítanme comenzar con una breve presentación:
Soy
Renato Lings, natural de Dinamarca, hispanista, traductor y teólogo. Me defino
como cristiano ecuménico y vivo actualmente en Málaga. A mis 75 años estoy
jubilado pero sigo activo en los estudios bíblicos, campo que me fascina tanto en
lo lingüístico como en lo teológico.
A lo
largo de la última década, he publicado varios libros sobre temas bíblicos y su
traducción en tres idiomas: español (2011), inglés (2013) y danés (2017).
Varios nuevos títulos vienen en camino en español, inglés e italiano (véase la nota
bibliográfica).
Ha sido
para mí un gran placer asistir al seminario virtual transmitido el pasado
lunes. Cada ponencia me ha supuesto refrescar la memoria en determinados ámbitos
y abrir ventanas en otras direcciones menos exploradas. Quiero resaltar algunas
observaciones del contenido de las ponencias que me han llamado la atención de
manera muy especial:
1. RICARDO
MORALEJA
- La
importancia de estar atentos a los avances de las ciencias bíblicas.
- Trabajar
en equipos internacionales, interprofesionales e interconfesionales.
- Los
“márgenes de infidelidad”: a veces es necesario cometer una aparente
infidelidad lingüística para llevar a práctica una doble fidelidad (hacia el
texto fuente y hacia el texto meta).
2. JOSÉ
HERRERO
- Los
obstáculos que se plantean para la evangelización de una serie de grupos
minoritarios.
- Lo
que es “natural” y “normal” varía grandemente de un lugar a otro y de una
cultura a otra.
- El
traductor debe informarse sobre la cosmovisión del grupo receptor para ubicarse
en su contexto cultural y social.
3. JOSÉ
LUIS ANDAVERT
- La
Palabra de Dios es Jesucristo.
- La
Biblia es para ser vista y oída a través de nuestras vidas personales.
- La
mejor traducción es la que se encarna en nuestra vida, para que nosotros seamos
la palabra encarnada.
Inspirado y motivado por estas reflexiones, deseo compartir con todos ustedes una inquietud que me acompaña desde hace bastantes años y que tiene mucho que ver con el tema de la traducción de la Biblia. De hecho, a cada uno les solicitaré ayuda para ver si juntos encontramos alguna respuesta satisfactoria a las preguntas que les presento en los párrafos siguientes. Voy a dirigirme a ustedes por orden alfabético.
PREGUNTAS
A JOSÉ LUIS ANDAVERT:
Es crucial
resaltar, como usted lo hace, que la Palabra de Dios se manifiesta en y a
través de Jesucristo y que no se limita a las páginas de un libro. Por tanto,
el mejor camino para cualquier persona deseosa de practicar el cristianismo debe
ser el que nos permita seguir los pasos de Jesús de Nazaret. Personalmente declaro
mi fe en el Hijo de Dios y afirmo mi compromiso con la construcción del Reino
por él proclamado.
Concretamente,
como traductor y teólogo creyente gay, o LGTB, me siento llamado a compartir
con este último colectivo la buena nueva que trajo Jesucristo al Planeta
Tierra, incluida la abundancia espiritual y humana que transmitió a sus
discípulos y que nos sigue aportando a través del testimonio recogido en los
cuatro evangelios. Indudablemente, es indispensable una actitud de
sensibilidad, humildad y respeto por parte del traductor a la hora de verter a
alguna lengua moderna estos textos clave redactados en el griego helenístico.
Sin
embargo, y aquí me adentro en la parte más espinosa de la presente carta: hay versiones
modernas de la Biblia que me/nos colocan grandes piedras en el camino hacia el
seguimiento de Jesús. Se cuentan por miles las personas creyentes LGTB que tropiezan
con estas piedras en la forma de determinados versículos de ambos Testamentos
de la Biblia hasta el punto de sentirse heridas y obligadas a alejarse
totalmente de la fe cristiana. Para más señas, se trata principalmente de
versículos ubicados en el Génesis (caps. 1, 2 y 19), el Levítico (caps. 18 y
20), la carta a los Romanos (cap. 1), la primera carta a los Corintios (cap. 6)
y la primera carta a Timoteo (cap. 1).
Dicho
de otra manera, nos enfrentamos con una situación donde importantes grupos de
seres humanos se sienten excluidos a priori de la comunidad creyente
debido a pasajes canónicos que figuran al margen de los cuatro evangelios. Tal
sensación se ve acentuada y agravada por el rechazo hacia el colectivo LGTB creyente
que se manifiesta con frecuencia en diferentes ambientes tanto católicos como
protestantes donde le cierran la puerta al tiempo que se justifican citando alguno
de los versículos bíblicos anteriormente aludidos.
A mi
modo de ver, esta situación es desafortunada, trágica e insostenible. Me plantea
varias preguntas como estas: ¿Quién excluye realmente? ¿Son los textos bíblicos
o son los traductores? ¿Cómo podemos abrir la puerta del evangelio para que a todas
las agrupaciones humanas, incluidas las personas LGTB, les llegue la invitación
a tener la maravillosa experiencia de conocer a Jesucristo? El camino adecuado,
¿no consistirá en llevar a la práctica el amor al prójimo a la hora de traducir
los libros y las cartas de la Biblia?
PREGUNTAS
A JOSÉ HERRERO:
Hay un
rincón del campo de la traducción de la Biblia que ha recibido escasa atención
históricamente y que a mí me preocupa sobremanera. La palabra “homosexual” se
acuñó en 1869 en Alemania y responde hoy por hoy, y por lo menos en los países
occidentales, a una orientación sexual entre varias otras: heterosexual,
bisexual, transgénero, etc. Las personas que pertenecen a estos grupos forman
en la actualidad parejas sentimentales con otros individuos en condiciones de
plena igualdad social y jurídica.
En las
épocas en que se redactaron los escritos incluidos en la Biblia no existía la nomenclatura
de las orientaciones sexuales. En cambio, sí se daban diferentes formas de relaciones
matrimoniales, amorosas y sexuales. En todo caso, cualquier interacción sentimental
o erótico-sexual se expresaba antiguamente en un marco social y jurídico determinado
por rígidas estructuras jerárquicas. La desigualdad entre las dos partes que
formaban la pareja era la norma principal, ya sea en el matrimonio o en el amor
pederástico entre varones. Añádase a esto la asimetría social que gobernaba la
actuación de todos los que intervenían en el amplio negocio de la prostitución
de ambos géneros en tiempos del imperio romano.
Por
todas estas razones de carácter antropológico y cultural, me parece muy desacertado
que los traductores de tantas versiones bíblicas de nuestro tiempo se tomen la
libertad de introducir el vocablo “homosexuales” (o términos equivalentes) donde
no cabe, p. ej. en 1 Corintios 6,9. En el mundo anglosajón, la palabra aparece
por vez primera en una edición de la Biblia publicada en 1946 (Revised
Standard Version). En Alemania se introduce en fechas aún más recientes,
concretamente en el año 1983. En las versiones bíblicas hispanas, queda
pendiente de investigación el caso del primer uso histórico del vocablo. Sin
embargo, me atrevería a sugerir que se ha producido durante el último tercio
del siglo XX.
Entonces,
si deseamos llevar la buena nueva de Jesucristo a un grupo minoritario como lo
es el colectivo LGTB, ¿cómo conviene proceder? Si el traductor debe “informarse
sobre la cosmovisión del grupo receptor”, procedimiento que me parece loable, ¿no
es también de esperar que se arme de amplios conocimientos de sexología,
disciplina que aporta una sólida documentación sobre la vida sentimental,
erótica y sexual del ser humano a través de los tiempos? En resumidas cuentas,
¿de qué manera, y en qué medida, la antropología puede construir un puente
entre el mundo de los textos bíblicos y el colectivo LGTB del siglo presente?
PREGUNTAS
A RICARDO MORALEJA:
A lo
largo del último siglo, las ciencias bíblicas han avanzado mucho en la
interpretación de palabras, versículos y pasajes de ambos Testamentos bíblicos.
En una serie de casos, los académicos ya cuestionan la certidumbre con que se
traducían hasta fechas recientes algunos términos opacos o poco conocidos del
hebreo y del griego. Ejemplos de este tipo se dan, entre otros, con relación al
Levítico (18,22 y 20,13) y 1 Corintios 6,9.
Tanto
es así que, en determinados casos, el “margen de infidelidad” está siendo
puesto en tela de juicio. Por ejemplo, cada vez son menos los biblistas que aceptan
la idea de la existencia de la “prostitución sagrada” en el antiguo territorio
de Canaán, porque el fenómeno no se ha podido documentar mediante exploraciones
arqueológicas. Martín Lutero (y otros) interpretó la prohibición que consta en los
citados versículos del Levítico como alusión a la pederastia o la pedofilia, y con
relación a la carta paulina antes citada existe un amplio debate sobre el
significado del término griego arsenokoitai, cuya ausencia en toda la
literatura helenística anterior al apóstol nos invita a interpretarlo con sumo
cuidado.
A la luz de estos hechos, quiero formular las siguientes preguntas: Si las ciencias bíblicas están avanzando, ¿en qué medida pueden proporcionar herramientas y materiales favorables a la reconciliación entre las iglesias cristianas por un lado y, por otro, las y los creyentes LGTB? Dada la importancia y ventaja de trabajar en contextos interprofesionales, interconfesionales e interculturales, y vista la existencia en el mundo de hoy de numerosos comentarios y ensayos redactados por individuos pertenecientes a este colectivo diverso, ¿cuándo van los traductores de la Biblia a escuchar las voces de las personas LGTB y dialogar con ellas para que aporten su granito de arena a la hora de interpretar los textos sagrados?
A MANERA
DE CONCLUSIÓN
Ya va
siendo hora que los traductores y comentaristas de la Biblia tengan en cuenta
el dolor que causa al colectivo LGTB la exclusión a la que numerosas iglesias lo
someten. Además, no hay razones de peso en materia de lingüística, antropología
o teología para justificar la tradición discriminatoria sino todo lo contrario. La Biblia, como la
vida misma, es diversa. ¿Acaso no dice el Dios de Israel por boca del profeta:
“Mi casa será declarada casa de oración para todos los pueblos”? Y quien
extiende en el evangelio la maravillosa invitación: “Venid a mí todos los que
estáis cansados y agobiados”, ¿no es el mismo Salvador?
En
resumidas cuentas, espero sinceramente recibir una respuesta de cada uno de
ustedes para leer con gran interés sus comentarios y reflexiones.
Cordialmente
Renato Lings
renatoli2004@yahoo.es y biblioglot@gmail.com
OBRAS
DE RENATO (selección)
2011 Biblia
y Homosexualidad ¿Se equivocaron los traductores? SEBILA, San José, Costa
Rica.
2013 Love Lost in Translation. Homosexuality and the Bible.
Trafford Publishing, Bloomington IN.
2017 Kærlighed under censur. Køn
og seksualitet i danske bibeloversættelser.
Vandkunsten, Copenhague.
2020 “El
corazón al descubierto. Reflexiones sobre el Levítico”, en Javier de la Torre
(editor), Homosexualidades y cristianismo en el s. XXI. Editorial
Dykinson, S.L., Madrid.
2021 Holy Censorship or Mistranslation? Love, Gender and
Sexuality in the Bible. HarperCollins.
2021 Amores
bíblicos bajo censura. Sexualidad, género y traducciones erróneas.
2021 Amori
biblici sotto censura. Sessualità, genero e traduzioni erronee.
Excelente artículo. Muchas gracias Lic. Renato Lings, y a PENSAMIENTO PROTESTANTE . 👏👏👏
ResponderEliminarMuchas gracias por compartirlo. Admirable formación la que tienes ! Enhorabuena 🎈🍾🎉🎊
ResponderEliminarResalto esta parte : ¿Cómo podemos abrir la puerta del evangelio para que a todas las agrupaciones humanas, incluidas las personas LGTB, les llegue la invitación a tener la maravillosa experiencia de conocer a Jesucristo? El camino adecuado, ¿no consistirá en llevar a la práctica el amor al prójimo a la hora de traducir los libros y las cartas de la Biblia?
Muy interesante.
Tb esto : Por todas estas razones de carácter antropológico y cultural, me parece muy desacertado que los traductores de tantas versiones bíblicas de nuestro tiempo se tomen la libertad de introducir el vocablo “homosexuales”.
Buenísima tb la pregunta :
¿de qué manera, y en qué medida, la antropología puede construir un puente entre el mundo de los textos bíblicos y el colectivo LGTB del siglo presente?
Y esta tb muy buena :
¿cuándo van los traductores de la Biblia a escuchar las voces de las personas LGTB y dialogar con ellas para que aporten su granito de arena a la hora de interpretar los textos sagrados?
Excelente !
Me
Ha encantado !
Los argumentos presentados por Renato Lings no expresan ningún tipo de fundamentación bíblica. Solo los elabora desde el presupuesto de su propia realidad, y no desde la objetividad de la Biblia como revelación de Dios.
ResponderEliminarMe muy estupenda la aportación. Con bases bíblicas! Pienso ya es hora de romper m,y creencias en cuanto a la hora de pensar y sentir a Dios, abramos nuestros corazones y entremos x la puertas del evangelio de Jesucristo, que no vino a condenar ni juzgar,sino a que tengamos vida en Abundancia, traducidos hoy en inclusión fraternidad y solidaridad, trabajo vivienda y educación!
ResponderEliminarEs cierto, una cosa es el texto o textos, otra lo bíblico, otra más diferentes las posturas actuales de interpretación, sin embargo, todas deberían coincidir en una postura más inclusiva que es el espíritu cristiano
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