Puede parecer un enorme contrasentido decir que la Santa Biblia, para los cristianos la Palabra revelada de Dios y elemento básico en el establecimiento de nuestra fe, llegue a convertirse en una maldición . Suena casi a blasfemia. Pero lo cierto es que, si bien para la Iglesia universal de Cristo las Sagradas Escrituras constituyen una evidente bendición, por otros derroteros va el asunto en lo que se refiere al mundo de las sectas fundamentalistas, en las que lecturas impropias, manipuladas y manipulables, de la Biblia han generado unas corriente de pensamiento que solo contribuye al desprestigio de las Escrituras en sí mismas y, lo que es peor, del mensaje del evangelio y hasta del propio Dios.
Un lugar abierto a la reflexión