En dos de los evangelios sinópticos aparece un hombre del que apenas se nos dice nada . En Marcos el espacio dedicado a este episodio es apenas de tres versículos, en Lucas de dos. No conocemos su nombre, de dónde procedía. Es una persona anónima de la que además nunca se escucha hablar en los púlpitos, ni tan solo una meditación. Pienso en esto y la única conclusión a la que llego es que no se ajusta a muchas ideas que circulan por las iglesias. Ya se sabe, si algo no encaja mejor arrinconarlo. Este modo de actuar no deja de ser problemático ya que también se hace lo propio con las palabras de Jesús , las que hacen alusión a él. Pero es más, aquí el Galileo dejó sentado un principio, algo que debía ponerse en práctica cada vez que lo allí relatado se repitiera a lo largo de la historia del cristianismo , o mejor, ser asumido como algo normal, propio de lo que significa ser un creyente. Esta figura aparece en Marcos 9:38-40 y en Lucas 9:49-50. En ambos pasajes el contexto lo
Un lugar abierto a la reflexión