La doctrina de la predestinación es una de las más conocidas y significativas del calvinismo, hasta el punto que muchos creen que es privativa del mismo. Sin embargo, como bien dice el teólogo reformado Herman Bavinck, “la doctrina de la predestinación no es la confesión de la Iglesia reformada solamente; no es meramente la opinión de Agustín y Calvino, sino el dogma de toda la cristiandad ” [1] . Tal es así, que un teólogo tan independiente, y tan criticado por los calvinistas, como Charles Finney, considera un despropósito, que no hace justicia a la enseñanza de la Biblia, negar la predestinación. Literalmente: “Las Escrituras hablan en una gran variedad de formas de elegidos, de predestinación, etc., como una verdad conocida por medio de una irresistible inferencia a partir de los atributos conocidos de Dios” [2] . Y prosigue, por si quedan dudas: “Me han sorprendido los esfuerzos elaborados y eruditos para demostrar que esta doctrina no está expresamente enseñada en la Biblia
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