No cerremos los ojos a la realidad: la Biblia es hoy para un buen porcentaje de la ciudadanía de los países occidentales un libro totalmente desprestigiado . No es el caso, por supuesto, de quienes con absoluta seriedad la estudian desde el punto de vista literario o histórico, y ni que decir tiene, tampoco el de quienes la reconocen como Palabra de Dios revelada a los hombres, con todos los matices que ello pueda implicar. Pero, nos guste o no, para el (gran) resto se ha convertido en algo negativo . ¿La razón? A la vista está. Son cada vez más numerosas las noticias en que supuestos defensores a ultranza de la Biblia protagonizan actos considerados como reprobables , desde ceremonias cúlticas en las que se “exorcizan” supuestos demonios, con toda la parafernalia que ello conlleva, hasta oraciones e imposiciones de manos a muy discutibles candidatos presidenciales o senatoriales en distintas repúblicas americanas, pasando por la presión ejercida en ciertos lugares sobre la
Un lugar abierto a la reflexión