En un magnífico artículo sobre la difícil relación existente entre la enseñanza bíblica conservadora y la ciencia moderna, Hans Madueme, profesor teología en el Covenant College , nos informa sobre la encrucijada en que se encuentran las instituciones académicas evangélicas norteamericanas en los siguientes términos: «Los avances en las ciencias naturales han planteado, y siguen planteando, difíciles cuestiones sobre la viabilidad de las formulaciones tradicionales de la doctrina cristiana. Los académicos de la línea principal llevan mucho tiempo haciendo las paces con el mundo moderno, pero debido a las recientes disputas estas cuestiones han alcanzado un punto álgido para los evangélicos. El profesorado titular, antaño sacrosanto, ha sido despedido o forzado a dimitir, profesores extinguidos que yacen sobre la cuna del evangelicalismo como las serpientes estranguladas junto a la de Hércules» [1] . Los ejemplos de profesores expulsados de sus cátedras abundan: Peter Enns [2] , Westmi
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