A primera vista parecería que un tema como el del título no tiene relación con el día a día de la vida del creyente, sino que es una discusión reservada al campo académico. Pero esta impresión es equivocada pues la relación entre cristianismo y cultura pasa por asuntos tan cotidianos y debatidos de la práctica cristiana como, por ejemplo, establecer si el baile, la música secular, las bebidas alcohólicas, así como los avances tecnológicos ─todos ellos productos culturales─ están permitidos o prohibidos para los creyentes. De hecho un buen número de iglesias fundamentalistas y legalistas condenan a ultranza los señalados aspectos de la cultura secular calificándolos como pecaminosos, procurando aislarse entonces del mundo para no contaminarse con estas actividades presuntamente “mundanas”. Hay incluso denominaciones que han llegado a prohibir la asistencia de sus miembros a las salas de cine debido supuestamente a que esto equivaldría a sentarse en “silla de escarnecedores” , act
Un lugar abierto a la reflexión