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Mostrando las entradas etiquetadas como Fundamentalismo

La derecha evangélica - Por Juan Stam

En el discurso político de nuestro tiempo, " evangélico" y "derechista" se tratan como sinónimos intercambiables . En este contexto semántico, ser evangélico significa apoyar al gobierno golpista de Honduras y la oposición derechista de Venezuela y Brasil. En los Estados Unidos, significa pertenecer al Partido Republicano, a lo mejor en sus sectores más reaccionarios. Encontrar un "evangélico demócrata" es más difícil que encontrar una aguja en un pajar. En esta situación, el término "evangélico" no tiene absolutamente nada que ver con su raíz : el evangelio, las buenas nuevas del reino de Dios.  De hecho, en su uso actual es un membrete que carece totalmente de significado teológico. Donald Trump puede jactarse, "I'm evangelical, and proud of it" ("Soy evangélico, con mucho orgullo"), sin la menor sospecha del significado del término. Alzó una Biblia y la declaró el libro más grande de todos los siglos, pero n

Cómo hacer frente al fundamentalismo - Por Leonardo Boff

Actualmente se produce en todo el mundo un aumento creciente del conservadurismo y de fenómenos fundamentalistas que se manifiestan por la homofobia, xenofobia, antifeminismo, racismo y todo tipo de discriminaciones. El fundamentalista está convencido de que su verdad es la única y todo lo demás son desviaciones  o está fuera de la verdad. Esto es recurrente en los programas televisivos de las distintas iglesias pentecostales, incluyendo a sectores de la Iglesia Católica, pero también en el pensamiento único de sectores políticos. Piensan que solo la verdad, la de ellos tiene derecho.  El error hay que combatirlo. Este es el origen de los conflictos religiosos y políticos . El fascismo empieza con este modo cerrado de ver las cosas.

Cuando la Biblia se convirtió en una maldición – Por Juan María Tellería

Puede parecer un enorme contrasentido decir que la Santa Biblia, para los cristianos la Palabra revelada de Dios y elemento básico en el establecimiento de nuestra fe, llegue a convertirse en una maldición . Suena casi a blasfemia. Pero lo cierto es que, si bien para la Iglesia universal de Cristo las Sagradas Escrituras constituyen una evidente bendición, por otros derroteros va el asunto en lo que se refiere al mundo de las sectas fundamentalistas, en las que lecturas impropias, manipuladas y manipulables, de la Biblia han generado unas corriente de pensamiento que solo contribuye al desprestigio de las Escrituras en sí mismas y, lo que es peor, del mensaje del evangelio y hasta del propio Dios.

Un hombre extraño - Por Alfonso Pérez Ranchal

En dos de los evangelios sinópticos aparece un hombre del que apenas se nos dice nada . En Marcos el espacio dedicado a este episodio es apenas de tres versículos, en Lucas de dos. No conocemos su nombre, de dónde procedía. Es una persona anónima de la que además nunca se escucha hablar en los púlpitos, ni tan solo una meditación. Pienso en esto y la única conclusión a la que llego es que no se ajusta a muchas ideas que circulan por las iglesias. Ya se sabe, si algo no encaja mejor arrinconarlo. Este modo de actuar no deja de ser problemático ya que también se hace lo propio con las palabras de Jesús , las que hacen alusión a él. Pero es más, aquí el Galileo dejó sentado un principio, algo que debía ponerse en práctica cada vez que lo allí relatado se repitiera a lo largo de la historia del cristianismo , o mejor, ser asumido como algo normal, propio de lo que significa ser un creyente. Esta figura aparece en Marcos 9:38-40 y en Lucas 9:49-50. En ambos pasajes el contexto lo

Una mirada a la Babilonia evangélica - Por Juan María Tellería

Cuando preguntamos a cualquier miembro de una iglesia evangélica de las que encontramos a lo largo y a lo ancho de nuestra geografía nacional, sea hombre o mujer, que pase de los cuarenta y tenga en su haber cierta experiencia de vida congregacional, qué significa para él (o para ella) el nombre de Babilonia, salvo que se trate de una persona especialmente versada o particularmente interesada en la historia antigua, y posea por ello unos conocimientos exhaustivos sobre la Mesopotamia de los milenios anteriores a nuestra era, el Imperio de Hammurabi o el posterior Imperio caldeo, nos responderá probablemente dos cosas: o bien dirá que es un término que significa “confusión”, por el conocido relato de la torre de Babel y su conclusión en Gn 11,9; o bien se referirá a la enigmática figura femenina de Apocalipsis 17 y nos presentará una interpretación más o menos futurista, según la cual este nombre respondería a una organización religiosa apóstata y manipulada por el diablo, quizás en

¿Por qué el fundamentalismo? - Por Sergio Simino

Quizás alguien se pregunte el por qué de un nuevo artículo sobre el fundamentalismo[1]. No está en mi ánimo contribuir a la polarización entre liberalismo-fundamentalismo, como dos trincheras desde las que combatir a un contrario. Tampoco deseo hacer únicamente una descripción de qué es el fundamentalismo, aunque el carácter pedagógico impone un cierto nivel de explicación de este movimiento. Tampoco hablaremos del fundamentalismo como movimiento común a diferentes religiones tradicionales, es objeto de consideración del presente artículo solo el fundamentalismo cristiano en general y el protestante en particular . Básicamente la pretensión de la reflexión que a continuación se presenta es la comprensión de cómo un fenómeno religioso, que aparentemente contiene innegables aspectos negativos, puede llegar a popularizarse y en algunos sectores seguir manteniendo un indudable vigor tras más de un siglo de vida. Hay aquellos que piensan que la única presentación válida para el Evange

Hay personas que no atienden a razones - Por Ignacio Simal

Hay personas que no atienden a razones. Piensan que tienen el monopolio de la verdad , y ejercen un magisterio inmisericorde.  No están interesadas en el diálogo transparente y fraterno. Presumo que su único interés es la condena del diferente desde su posible verdad. Y en la condena ven confirmadas sus convicciones. Cuando oyen algo que no se conforma a su lectura de las Escrituras se enfurecen en su interior, y “crujen los dientes” contra el que disiente de su interpretación (Hch. 7:54ss.). Llegan al extremo de no querer escuchar, y si lo hacen, no disimulan sus aspavientos. Es más, “tapan sus oídos”, y arremeten contra el presuntamente equivocado. Acaban echando al heterodoxo de la “ciudad”, y lo lapidan .

Las discípulas de Jesús - Por Ana María Tepedino

INTRODUCCIÓN En nuestros tiempos, en la medida en que se va profundizando en la experiencia de Dios, las mujeres, que siempre fueron mayoría en la Iglesia, sienten la necesidad de estudiar, de prepararse para entender mejor su fe, para oir mejor y más eficazmente a Dios. Al mismo tiempo que crecen en la fe, crecen también como personas y adquieren el valor para participar con más confianza. Comienzan, entonces, a cuestionar su propia identidad. ¿Acaso las mujeres son inferiores a los hombres, desde el punto de vista ontológico, y peores, desde el ético, además de ser inmaduras, emotivas, irracionales, ilógicas, débiles y volubles? ¿O esta es la concepción patriarcal y androcéntrica que busca una protección sagrada para proyecta esta imagen? ¡El hombre creó el estereotipo de ser inferior, pasivo y dependiente que fue interiorizado por ella misma ! Por eso, hoy día, al percibir ese proceso con toda claridad, ellas quieren “desconocer” este estereotipo y tratan de descubrir su pr

¿Cómo que adúltera, señores? No fue pecado sino linchamiento - Por Gabriel Jaraba

Se acusa a menudo a quienes pasan por ser fundamentalistas de hacer una lectura literal de los textos bíblicos. Pues a mí me parece que ese literalismo todavía se queda corto. Esto no es una salida de tono por mi parte o una provocación: se interpreta literalmente lo que a uno le conviene, y lo que no, a otra cosa, mariposa . Esa es la triste realidad de la condición humana, algo que yo suelo decir, cuando bromeo entre amigos: el peor pecado de todos es el deseo de tener razón, porque de él cuelgan todos los demás.

El problema moral del Antiguo Testamento, con Marción de fondo - Por Alfonso Ropero

Una Biblia, dos Testamentos o Alianzas, el Viejo y el Nuevo Pacto. No siempre es fácil observar la relación entre ellos. En ambos resuena la misma Palabra de Dios, pero qué duda que en ellos apreciamos una dialéctica de continuidad y discontinuidad. La Ley por medio de Moisés fue dada, pero la Gracia y la Verdad vinieron por medio de Jesucristo, nos enseña el Evangelio de Juan (1:17). No solo hay dos tiempos , el tiempo de los padres, en los que Dios habló por medio de los profetas, y el tiempo kairótico del ahora, que nos ha hablado por el Hijo (Heb 1:1); sino que también hay dos modos , el modo de ser y vivir en el viejo Israel, y el nuevo modo ser y vivir del nuevo Israel en Cristo . Habéis oído que se enseñó a los antepasados... Pero yo os digo» (Mt 5:21-48). Hay también dos realidades , por un lado, el pueblo de Dios ligado a una tierra, a un territorio concreto con un templo como centro y foco de adoración; por otro, un pueblo en camino, sin territorio propio, cosmopolita

El Antiguo Testamento, y nosotros - Por Juan María Tellería

¿POR QUÉ DEBEMOS LEER EL ANTIGUO TESTAMENTO? O EL DESAFÍO DE UN MUNDO ANTIGUO A UNA IGLESIA MODERNA Desde que en el siglo II el primer reformador de la historia del cristianismo, Marción de Sínope (1), pusiera en la picota el Antiguo Testamento, contrastándolo con el Nuevo (2) y negándole valor como Escritura Sagrada para la Iglesia, han venido surgiendo hasta nuestros días legiones de neomarcionitas que han rechazado de plano la lectura o el estudio del Antiguo Testamento, esa primera y venerable parte de la Santa Biblia, por considerarlo superado o bien por rehusarle cualquier tipo de inspiración divina efectiva. Si por otro lado tenemos en cuenta la epidémica proliferación de sectas y grupos religiosos extremistas desde el siglo XIX, cuya dependencia del Antiguo Testamento es total en lo que se refiere a doctrinas y praxis, siempre en detrimento del mensaje redentor de Cristo, el debate está servido. Nada nos debe extrañar, por tanto, que sean muchos los creyentes actuales

Junia, la apóstol transexuada (Rom 16:7) - Por Cristina Conti

El cambio de sexo parece ser algo que solo se ha dado en las últimas décadas. Eso es cierto, por supuesto, en cuanto a la operación quirúrgica que posibilita un cambio del sexo físico, pero han ocurrido cambios de sexo operados por medio del lenguaje, y que se han hecho siglos después de la muerte de la persona en cuestión. Tal es el caso de la apóstol Junia, cuyo nombre se encuentra entre los saludos finales de la epístola de Pablo a los cristianos de Roma. La cuestión sobre el género sexual de Junia no es menor , puesto que, si se trataba de una mujer apóstol –el cargo más alto en la iglesia del primer siglo– eso constituiría un buen argumento a favor de la ordenación y el liderazgo de las mujeres en todas las iglesias de la actualidad. Ya en la época de Pablo, los apóstoles no eran solamente aquellos doce apóstoles elegidos por Jesús al comienzo de su ministerio. Esos doce varones representaban al nuevo Israel, que tal como el antiguo Israel, debía asentarse sobre doce patr

El miedo a la diferencia - Por Nicolás Panotto

Allá por inicios de los ’40, el conocido psicoanalista y filósofo Eric Fromm publicaba un libro titulado El miedo a la libertad , donde trabaja de manera magistral la paradoja que existe entre la predicación de la modernidad sobre el paraíso de la libertad humana en la parafernalia del progreso, y la realidad que se evidencia en el miedo que atraviesa el “hombre moderno” en el encuentro solitario consigo mismo. Se pregonaba algo que no se podía lograr, a lo que se temía profundamente: asumir el propio lugar. ¿Cómo puede temerse al desarrollo de uno de los aspectos más elementales de nuestra existencia? Esta pregunta vino a mi mente al pensar sobre otro aspecto elemental de nuestra humanidad, como es la diferencia que nos constituye como personas y comunidad social . Ya lo sabemos y lo predicamos por doquier: “somos distintos”, “hay que promover el diálogo”, “debemos aprender unos de otros”, entre muchos otros clichés que tanto escuchamos por allí, cuya enunciación no es más que l