Cuando se nos recuerda una y otra vez que Hitler fue elegido democráticamente, la mayoría presuponemos que nosotros no votaríamos por él. La lectura del inquietante estudio de Julia Boyd sobre “Los viajeros del Tercer Reich” –reconocido por los lectores del diario británico The Guardian y el americano Los Angeles Times como el mejor libro de Historia del 2017–, ahora traducido al español, te muestra que no puedes estar tan seguro de ello. Como observa Boyd, el anticomunismo nazi logró las simpatías de muchos ingleses y estadounidenses, incluidos los participantes americanos del V Congreso Bautista celebrado en Berlín en 1934, que admiraron a Hitler como alguien que “no fuma ni bebe” y “está en contra de la pornografía”. Entendían su antisemitismo porque gran parte de los comunistas americanos eran judíos. El “nacional-socialismo” –que no tiene nada de marxismo, a pesar de lo que el nombre sugiere, puesto que era la terminología habitual del fascismo, entonces– ve ambos ene
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