La memoria de James Keir Hardie permanece en el pueblo británico como uno de esos santos laicos que dio a los pobres de Gran Bretaña la esperanza de un futuro mejor. Objeto de una auténtica veneración en los medios populares, este esforzado minero se convirtió en el símbolo del Labour británico, y seguirá siéndolo hasta mucho después de su muerte. El poeta español Miguel Hernández dedicó un tremendo poema a la pobre infancia de la época destinada al trabajo desde mucho antes que sus huesos terminaran de formarse: Carne de yugo, ha nacido Más humillado que bello, Con el cuello perseguido Por el yugo para el cuello. Nace, como la herramienta A los golpes destinado, De una tierra descontenta Y un insatisfecho arado.
Un lugar abierto a la reflexión