Ir al contenido principal

Entradas

Fundamentalismos religiosos - Por Lidia Rodríguez Fernández

En los últimos años hemos añadido un nuevo insulto al catálogo de improperios que lanzamos contra personas o colectivos que consideramos intransigentes. Les tachamos de «fanáticos», «radicales», «integristas», «dogmáticos»… y «fundamentalistas». Pero, ¿cuál es el origen de este término? Por muy sorprendente que nos resulte, «fundamentalista» fue la autodesignación de un grupo de cristianos evangélicos norteamericanos allá por la década de 1920. La primera vez que encontramos el uso intencionado de este término es en la colección de doce volúmenes titulada  The Fundamentals , publicada entre 1910 y 1915. Financiada por el empresario californiano Lyman Stewart, en ella se rechazaban en un tono beligerante y a partes iguales el modernismo teológico y el darwinismo, considerados las grandes amenazas para la fe cristiana del momento. Así, el movimiento empezaba autodefiniéndose «en contra de» toda corriente de pensamiento o avance científico que se percibiera como hostil a las p

Inerrancia bíblica y el peso de la tradición - Por Alfonso Ropero

No hay, ni nunca ha habido, un Lutero reformista que un buen día decidió plantar cara a una doctrina tradicional y comenzó a negar la inerrancia de la Biblia para imponer un nuevo credo, o una visión liberal de la misma. El cuestionamiento de la inerrancia no obedece a ningún acto de rebeldía, ni a la negación de que la misma es parte inseparable de la creencia tradicional en la Biblia como palabra inspirada de Dios. Nadie niega la inerrancia, ni siquiera aquellos que evitan ese término, porque consideren que la Biblia contiene errores y enseñe mentiras o maquine engaños; todo lo contrario, precisamente porque tienen un alto concepto de la Biblia como el libro de Dios por excelencia y máxima autoridad en la Iglesia en cuestiones de fe y práctica, a la que siempre hay que mirar y volver para renovar la vida de la Iglesia y enderezar caminos quizá torcidos por el peso de tradiciones humanas que asfixian su espíritu y tienden lazos a su caminar y a su testimonio en el mundo, la miran con

Lo íntimo, lo privado y lo oculto - Por Arturo Rojas

La difusa frontera entre lo secreto y lo encubierto Hablar de la intimidad puede ser al mismo tiempo estimulante y abrumador. Estimulante porque, en el cristianismo con especialidad, la intimidad es el escenario primario y principal de todas las dinámicas de la fe en el encuentro con Dios en la persona de Cristo, como lo declaró puntualmente el rey David en el salmo 51:6: “Yo sé que tú amas la verdad en lo íntimo; en lo secreto me has enseñado sabiduría”. Circunstancia que llevó a Agustín a decir acertadamente que Dios es más íntimo a nosotros que nosotros mismos. Pero abrumador, precisamente, por todo lo que puede llegar a abarcar el ocuparnos de un fuero tan vasto como lo es la intimidad, que es la fuente del auténtico mejoramiento y enriquecimiento de la persona en todos los demás frentes de su actividad y desempeño privado y público. A propósito de lo privado, el derecho a la privacidad se superpone y confunde con el también llamado “derecho a la intimidad”, ambos consagrados en la

El coraje del des-alojo - Por Adrian Aranda

    Ningún hombre es cristiano solo, por sí mismo,  sino en referencia y enlazado con el otro, en la apertura a una diferencia solicitada y aceptada. Esta pasión (...) es una fragilidad que despoja nuestras solideces e introduce en nuestras fuerzas necesarias la debilidad de creer. .. es una una fragilidad que despoja…el riesgo de exponerse a la exterioridad. [1] Michel de Certeau   Aquello que tocamos nos toca. El "tocar" es un acto recíproco de transformación. "Transformación" entendida como "cambio" o "modificación". En todo toque hay cambio o modificación. Cabe aclarar que el sentido de "toque" al que me refiero puede ser físico, psíquico o espiritual. En este sentido el filósofo y sociólogo alemán Hartmut Rosa ha desarrollado el concepto de Resonancia como un evento impredecible en el cual somos "tocados", en el sentido de conmovidos, transformados, experimentando una cierta conexión armónica con el mundo. Alega R

Este es el apocalipsis de la Convención Bautista del Sur - Por Russell Moore

T enían razón. Me equivoqué al llamar  crisis  a los casos de abuso sexual en la Convención Bautista del Sur (SBC, por sus siglas en inglés). Crisis es una palabra demasiado pequeña. Es un apocalipsis. Alguien me preguntó hace unas semanas qué esperaba de la  investigación de terceros sobre la gestión de los abusos sexuales  por parte del Comité Ejecutivo de la Convención Bautista del Sur [enlaces en inglés]. Dije que no esperaba que me sorprendiera en absoluto. ¿Cómo podría sorprenderme? Viví durante años con esa entidad. Fui yo quien pidió esa investigación en primer lugar. Y sin embargo, al leer  el informe , me di cuenta de que no podía pasar a la página siguiente porque me temblaban las manos de rabia. Eso se debe a que, por muy oscura que fuera mi opinión sobre el Comité Ejecutivo de la SBC, la investigación descubrió una realidad mucho más perversa y sistémica de la que yo mismo imaginaba.

'Más allá del narcisismo espiritual'. Reseña - Por Alfonso Pérez Ranchal

  Más allá del narcisismo espiritual. Maribel Rodríguez, Desclée De Brouwer, 2021. 174 páginas. ¡Es una gran tentación expresarse en nombre de Dios! Es quizás una dimensión en la que la vanidad puede llegar a los mayores excesos y poner de manifiesto la necesidad del hombre de divinizarse para compensar sus carencias, o de dominar a otros, en nombre de Dios. Maribel Rodríguez Este, sin duda alguna, es uno de esos temas menos tratados y, posiblemente, todavía considerados como tabú cuando se trata de los diferentes aspectos o dimensiones de la religiosidad. Se produce de esta forma un vacío que permanece sin consideración, precisamente porque pareciera que el mismo no existe. Sin embargo, el tema del narcisismo espiritual, o de aquellas personas que presentan un ego extremadamente inflado, no deja de ser una cuestión de primer orden. Ello se debe a que este tipo perfil suele presentarse como alguien enormemente interesado por las cosas de Dios, de la iglesia o de todo aquello que

Doctrina como dramaturgia. Por una teología participativa - Por Alfonso Ropero

El siempre gratificante teólogo anglicano Alister McGrath, refiriéndose a su colega estadounidense, el presbiteriano Kevin Vanhoozer, dice que este es “una de las voces más significativas de nuestra generación”. En nuestro país, España, y resto del mundo evangélico de habla hispana, es prácticamente desconocido. Quizá se deba a que toda su producción teológica está publicada en inglés. Toda , pero no toda. Hace poco más de diez años la editorial católica Sígueme publicó en nuestro idioma su obra más significativa: El drama de la doctrina [1] , que en su día y en su idioma original, fue galardonado como mejor libro de teología de 2006 por Christianity Today Book Awards. Ediciones Sígueme hizo una obra de edición magnífica, encuadernada tapa dura, muy bien traducida y muy bien presentada. Pese a esto, hay que decir que, lamentablemente, ha pasado desapercibido en nuestros medios, y no precisamente porque nos sobren materiales teológicos de calidad.

La tiranía de las emociones - Por José Luis Avendaño

"Una de las peores trampas en las que el obrero cristiano puede caer es obsesionarse con los momentos excepcionales de inspiración que ha tenido. Cuando el espíritu de Dios te da un tiempo de inspiración y discernimiento piensas: 'Ahora, esta será siempre mi condición para Dios'. No, no lo será y Él cuidará que no sea así. Esos momentos son un regalo de Dios en su totalidad. No te los puedes dar a ti mismo cuando lo desees. Si dices que siempre tienes que estar en tu mejor condición, realmente te conviertes en una carga intolerable para Él. Nunca harás nada a menos que Dios te mantenga inspirado de una manera consciente. Si a tus mejores momentos los conviertes en un dios, descubrirás que la guía del Señor va desapareciendo de tu vida y nunca regresará hasta que seas obediente en el trabajo que te ha colocado más cerca, y cuando aprendas a no obsesionarte con esos momentos excepcionales que Él te ha dado". (Oswald Chambers, En pos de lo supremo ). El devoc

La Modernidad y la finitud humana - Por Adrián Aranda

El diagnóstico de Nietzsche sobre la Modernidad dio en el blanco. Pudo ver lo que pocas mentes pudieron ver en el siglo XIX: La llegada del nihilismo. En otras palabras, la decadencia de Occidente, el debilitamiento de los grandes valores de la tradición judeocristiana. Este acontecimiento bajo el cual aún camina nuestra civilización tuvo dos grandes consecuencias: 1) nos llevó a comprender y asumir la finitud humana en todos sus sentidos y 2) nos quitó el sentido de trascendencia, de la conexión humana con un mundo supratemporal.

Palabras en la arena -Por Manuel Velázquez Martín

En Babilonia, según el código de Hammurabi, los adúlteros y adúlteras eran arrojados al agua con sus cuerpos entrelazados y atados con cuerdas para que así murieran ahogados.  Sin embargo, en Israel, era el apedreamiento el procedimiento previsto por la Ley para ejecutar a los culpables de este mismo delito. Dos métodos igual de crueles con esa diferencia, debido a que en Israel, al contrario que en Babilonia,  hay  poca agua y muchas piedras...  Por eso, en aquel  terreno reseco y tan lleno de pedregales de Palestina, sus habitantes aprendieron a practicar a menudo el ejercicio de "apedrear" a los culpables. En aquella ocasión, como tantas madrugadas, el Jesús picapedrero había bajado del monte donde se dejaba envolver por el amor de su Padre y el silencio de la noche.    Y estando sentado en la explanada del templo para hablar con la gente y ver si algún devoto se sacudía sus miedos ancestrales y descubría el rostro de un Dios bastante más bueno y sa

'El asombroso mundo de la Biblia' y 'Creo. Catecismo cristiano' - Dos nuevos libros de Sola Fide

El asombroso mundo de la Biblia Editorial Sola Fide. Dr. Manuel Díaz Pineda  Acostumbrados como estamos a nuestras Biblias impresas como un tomo bien definido, tendemos a pensar que la Biblia siempre fue así, como si hubiera caído del cielo ya completa, con su división en Antiguo y Nuevo Testamento, sus libros canónicos, sus capítulos y sus versículos reglamentarios.  Eso sí, sabemos que fue escrita en otro idioma al nuestro, en hebreo y griego básicamente, hasta ahí llegamos. También sabemos que el soporte material de su escritura no fue el papel, sino el papiro y el pergamino. E incluso sabemos que originalmente no fue un libro tal como lo conocemos hoy, sino un rollo, o colección de rollos de papiro o de piel que, desde luego, no se podía acarrear debajo del brazo de un lugar para otro, ni se podía consultar con la misma facilidad y soltura con las que disfrutamos hoy.  En su origen los libros de la Biblia componían en sí mismos una verdadera y auténtica biblioteca, que eso es lo q