Una Biblia, dos Testamentos o Alianzas, el Viejo y el Nuevo Pacto. No siempre es fácil observar la relación entre ellos. En ambos resuena la misma Palabra de Dios, pero qué duda que en ellos apreciamos una dialéctica de continuidad y discontinuidad. La Ley por medio de Moisés fue dada, pero la Gracia y la Verdad vinieron por medio de Jesucristo, nos enseña el Evangelio de Juan (1:17). No solo hay dos tiempos , el tiempo de los padres, en los que Dios habló por medio de los profetas, y el tiempo kairótico del ahora, que nos ha hablado por el Hijo (Heb 1:1); sino que también hay dos modos , el modo de ser y vivir en el viejo Israel, y el nuevo modo ser y vivir del nuevo Israel en Cristo . Habéis oído que se enseñó a los antepasados... Pero yo os digo» (Mt 5:21-48). Hay también dos realidades , por un lado, el pueblo de Dios ligado a una tierra, a un territorio concreto con un templo como centro y foco de adoración; por otro, un pueblo en camino, sin territorio propio, cosmopolita
Un lugar abierto a la reflexión