De unos años a esta parte una inquietud agita a pastores e iglesias de toda Latinoamérica; me refiero a la creciente aceptación por parte de miembros y líderes de distintas denominaciones de un calvinismo más o menos acorde a los clásicos cinco puntos. Es una situación sorprendente, toda vez que el calvinismo venía estando muy relegado a determinadas iglesias reformadas muy focalizadas y cerradas en sí mismas. Hoy ha saltado al mundo pentecostal, constitutivamente arminiano, y no deja de crecer. Muchos pastores están preocupados y lo ven como una amenaza. No tanto por lo que tiene de afirmación doctrinal, como por los efectos que produce en la actitud de aquellos que lo adoptan, dando lugar comportamientos cercanos a la arrogancia y al espíritu de superioridad. ¿Cómo se ha llegado hasta aquí? No hay que culpar al calvinismo que, lenta pero incansablemente, ha ido creando y produciendo redes de doctrina y pensamiento calvinista, sino a la mayoría de los pastores,
Un lugar abierto a la reflexión